El ateo

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 2124r

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Notas

Lo considera una oración y lo reza los viernes por la noche cuando se acuerda.

Bibliografía

IGRH: 0808

Otras versiones de "El ateo"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 4033, 4034); Álvarez Cárcamo (2019: 19.2); Asensio García (2004: pp. 123-124); Atero Burgos (2003: n.º 78); Díaz (2007: A.3); Garrosa Gude (2017: p. 298); Gómez Garrido (2012: n.º 24, 25); Jaén Castaño (2018: n.º 570); Manzano Alonso (2003: pp. 287-288); Marazuela Albornos (1981: p. 381); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 62); Piñero Ramírez (1996: n.º 76); Rico Beltrán (2009: n.º 84).

Contaminaciones y engarces

Condenado por no darle limosna a Cristo + El ateo (Fraile Gil, 2016: n.º 308); El ateo + El castillo de la Virgen (Benítez Sánchez, 2000: p. 269; Trujillo Pacheco, 2017: n.º 61; Valenciano López de Andújar, 1994: n.º 165); El ateo + La toca de la Virgen y el alma pecadora (Piñero Ramírez, 2013: n.º 121; Tejerizo Robles, 2007: n.º 492); Labrador caritativo + El ateo (Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 63).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

ATERO BURGOS, V. (1986). Una versión andaluza de Jesucristo y el incrédulo: Sus divergencias con otras formas peninsulares del romance. Revista de Folklore, 71, 167-173.

Transcripción

Jesucristo va de caza,     la caza no parecía,

se encontró con un mal hombre     traidor y de mala vida.

Le preguntó que si había Dios,     le dijo: Dios no había.

Cállate, hombre, que sí hay Dios     y también santa María,

que te puede dar la muerte     y también la eterna vida.

Yo no le temo a la muerte     ni tampoco a quien la envía.

Otro día por la mañana,     la muerte a por él venía.

Déjame, muerte rabiosa,     déjame ni siquiera un día,

No te puedo dejar,     que Jesucristo me envía,

que te lleve a los infiernos,     a los más hondos que había.

Resumen de "El ateo"

Jesucristo (o, más raramente, un rey) sale a cazar, pero no halla ninguna pieza. En el camino de vuelta, se encuentra con un individuo al que pregunta si Dios y santa María existen. Este asegura que no. Jesucristo le pide que recapacite porque, al igual que le han dado la vida, pueden arrebatársela. En algunas versiones, el ateo replica que no le importa porque es rico y puede disfrutar de su hacienda; en otras, asegura que no le tiene miedo a la muerte. Al día siguiente o esa misma noche mientras cena, se presenta la muerte. Él le suplica que lo deje vivir un día más para confesar sus pecados, pero ella asegura que no puede esperar porque Jesús le ha ordenado que lo lleve a los infiernos. En algunas versiones, se enumeran las torturas a las que es sometido en el infierno: es obligado a sentarse en un silla envuelta en llamas, a comerse una culebra y a beber trementina, a dormir en un colchón de balas y perdigones, etc.