Audio
Clasificación
Fecha de registro:
Referencia catalográfica:
2201c
Informantes
Recopiladores
Notas
Este tipo de composiciones son recitadas por los quintos durante las fiestas de san Antón Abad celebradas en San Cebrián de Campos (Palencia). Los recitadores, ataviados con un traje tradicional, declaman montados en una mula.
Debido a problemas técnicos, el inicio de la recitación no ha quedado registrado en el archivo sonoro.
Bibliografía
Versión publicada en Weber-Antón (2017: 203-206).
Transcripción
[¡Oh, glorioso san Antón!
hoy, diecisiete de enero,]
se presenta ante ustedes
el último de Felines el Lechero.
Como en años anteriores
y siguiendo con la tradición,
venimos a decir la cuarteta
a nuestro santo patrón.
A este pueblo pinchorrero
yo le quiero saludar
y, aunque somos pocos quintos,
también hay algo de qué hablar.
Me llamo Félix
y todos me conocéis ya,
aunque a las afueras viva
de este pueblo de San Cebrián.
Yo también estudié
en el colegio de Monzón,
terminé el octavo
y los libros, al cajón.
Pues pronto lo dejé,
yo prefería el campo,
aunque en casa me dijeron
que seguiría estudiando.
Cuatro tierras tengo
que andan por ahí sueltas
y unas pocas vacas
a quien las toco las tetas.
Comenzamos nueva década,
la década de los noventa,
y estos quintos os desean
que mejor venga que la de los ochenta.
El día dos de diciembre,
menuda la que se organizó,
pues en Paredes había
concierto de los Pink Floyd.
Y todo no acabó ahí,
luego más grande se montó
cuando casi a palos nos echan
de la discoteca Viahoy.
Todos ustedes se acordarán
del grupo de teatro Charlot,
dirigido y presentado
por Juli Garzón.
Se querían comprar focos
y venga a sacar dinero,
la cuestión de este asunto
es que nunca lucieron.
Engañados nos tenía
cuando hacíamos las actuaciones,
ella se llevaba el dinero
y nosotros, las ovaciones.
El suministro de agua
a todos nos ha faltado
y casi las tierras
se han quedado de secano.
En San Cebrián había voces
por regar unos cachos,
pero es que en Ribas se daban
hasta azadillazos.
Esperemos que este año
no haya voces, como el pasado,
se presenta de otra manera,
pues ya nos está ahogando.
La obra de la ermita
ya por fin se realizó
con algún que otro disgusto
y más de una desazón.
También en los pisos
la obra se reanudó,
unos cuantos acabados
y los demás en construcción.
Y los bancos de la plaza
aparecieron en el suelo,
la culpa para los quintos,
pero los quintos no fueron.
El camino del cementerio
este ayuntamiento nos quiere arreglar
con dinero de la Diputación
y trabajo de la vecindad.
En mi casa, particularmente,
recibo muchas quejas,
y es que la gente dice
que se mete de barro hasta las orejas.
Miren, clientes queridos,
esto no es culpa nuestra,
pues ya lo llevo arrastrando
unas cuantas décadas.
Los ayuntamientos pasados
mucho nos prometían,
pero también nos engañaron
con mentiras y medidas.
Nos consideramos vecinos
de este pueblo de San Cebrián,
aunque el ayuntamiento se piense
que es solo para pagar.
No tenemos ninguno
de los servicios de ayuntamiento,
aunque como todo hijo vecino
paguemos todos los impuestos.
Todos en mi casa
hemos colaborado
en asfaltar todas las calles,
y ahora estamos llenos de barro.
Y de farolas no hay que hablar,
pues a oscuras siempre estamos,
y es que, por lo visto, señores,
no deben hacer juego las farolas sin el asfalto.
Que sirva de llamada de atención
a este ayuntamiento,
pues a los otros pasados
me cansé de darles tientos.
Y es que aquella mi calle querida,
señores, es tan transitada
como cualquiera de estas
que están rodeando la plaza.
A las señoras de este pueblo,
que tanto las gusta hablar,
a alguna se la quemó el puchero
por tanto criticar.
Dejen ya de tanto hablar,
dejen ya de criticar,
que seguro que la mierda
a más de una la boca se la va a tapar.
El reloj de la iglesia
Benito nos quiere arreglar,
pero cada vez nos da una hora
de la que no nos podemos fiar.
La gente sale orgullosa
algún domingo de misa,
no sé si será por tu gran sermón
o por tu poca prisa.
Ya se nos fue Luis Ángel
y ahora ha venido Melchor,
esperemos acogerte
con la misma ilusión.
Porque cada domingo que pasa
menos gente a misa va a parar,
no sé si será por tus acciones, Benito,
o porque tienen que trabajar.
Es que las misas de domingo
no son como las de diario,
y es que algunas veces pensamos
que estamos oyendo el telediario.
Si quieres un consejo, Benito,
yo te le voy a dar:
no me pierdas los papeles
el día que me vaya a casar.
Y ahora les digo, señores,
de las mozas vamos a hablar,
que muy coquetas se ponen
para ir afuera a ligar.
Quién sabe lo que hacen,
quién sabe dónde irán,
algún mochuelo con dientes
las engaña en la oscuridad.
Eso que tanto os ponéis
y que vosotras lo llamáis minifalda,
y lo único que parece
son vuestras bragas largas.
Las chicas de este pueblo
primero te calientan un poco
y, a la hora de la verdad, te dejan
y encima se van con el otro.
Y en este grandioso día
que el baile vamos a estrenar
mucho más grande y amplio
para poder mejor todos bailar.
Mi cuarteta ya se acaba,
no sé ya que más decir,
les voy a dejar con Toni
porque yo les voy a aburrir.
Y si a alguno he ofendido,
no fue esa mi intención,
yo el perdón le pido
siempre que no haya tenido razón.
Y a san Antón les invito
y que en el dos mil todos nos veamos;
se lo desea este quinto
con el corazón en la mano.
Adiós san Antón bendito,
adiós san Antón Abad,
no te olvides de este quinto
que siempre te recordará.