Audio
Clasificación
Fecha de registro:
Referencia catalográfica:
2205c
Informantes
Recopiladores
Notas
Este tipo de composiciones son recitadas por los quintos durante las fiestas de san Antón Abad celebradas en San Cebrián de Campos (Palencia). Los recitadores, ataviados con un traje tradicional, declaman montados en una mula.
Debido a problemas técnicos, el framento encerrado entre corchetes no ha quedado registrado en el archivo sonoro.
Bibliografía
Versión publicada en Weber-Antón (2017: 216-219).
Transcripción
Hoy, diecisiete de enero,
festividad de san Antón
sentado en este animal
cumpliré con mi obligación.
Como es costumbre del pueblo
que no nos pueden quitar,
la cuarteta de este quinto
yo les voy a recitar.
De mí poco les voy a contar,
todos sabéis que soy de aquí.
Por si alguno no se acuerda,
hijo del Moreno y nieto de Periquín.
No se extrañen señores
que seamos tan pocos quintos,
pues parece que ese año
afinaron poco el pito.
Por ser representante del pueblo,
empezaré con el ayuntamiento,
aunque siga a la cabeza siga
nuestro querido Pedro.
En esta nueva corporación
nuevas caras tenemos,
no sin antes recordarles
que sigue estando uno de los melgos.
Destacaremos a la juventud
de esta corporación,
porque a la hora de discutir,
se hace con educación.
No sé si la merecemos,
pero qué podemos contar;
apenas han empezado,
no podemos criticar.
Cambiaremos ya de tema,
hablaremos de la plaza,
no sin antes recordar
que sigue parte con grava.
Árboles y farolas,
cemento y adoquinado,
la plaza de San Cebrián
guapa nos la han dejado.
Los adoquines colocados,
las farolas alumbrando,
ya podemos bailar
sin miedo a tropezarnos.
Han quedado solo un trozo,
pues no llegaron al final,
la iglesia de este pueblo
es monumento nacional.
De esto nadie tiene culpa,
ni ayuntamiento ni junta,
aunque Bellas Artes
no parece que se inmuta.
Remolacha y girasol,
cereal y poco vino,
a las afueras del pueblo
congelan al langostino.
Langostinos Tabarca,
la empresa que han instalado,
al pueblo de San Cebrián
puestos de trabajo ha dado.
Como es de tradición,
del cura hemos de cotillear,
de Benito y de Francisco,
curas que dan de qué hablar.
Benito, te marchastes
para poder estudiar,
a todos nos dejastes
con la intriga de quién vendrá.
Francisco te llamas,
Chisco pa los amigos dices,
pues yo no sé cómo llamarte
porque no sé si existes.
Solo nos queda saber
hoy, diecisiete de enero,
[qué es lo que usted va a hacer,
pues aún no lo sabemos.
Aquí, querido párroco,]
difícil es estar parado
y puede usted ver como el cisco
lo tenemos siempre asegurado.
Los grupos no te importan,
ni mujeres ni niños,
paece que solo quieres
un sitio con calorcillo.
Buena la has armado,
la casa has arreglado,
sin presentarte a nadie
y sin haber informado.
La casa ya viste,
la obra ya realizada,
pero en San Cebrián
aún no te has movido nada.
Un suceso que pasó
y que armó mucho jaleo
es que alguno del pueblo
quiso quitarme el empleo.
Con huesos y cuernos
llenaron el maletero
y, a altas horas de la madrugada,
servicio a domicilio hicieron.
Algunos comentaron
que vaya unos gamberros,
pero es la forma
de dar un escarmiento.
Y esto hace recordar
que el soportal es del pueblo
y a nadie se le puede echar
porque le da la gana o porque quiero.
Y ahora desde aquí
quiero criticar
a una señora del pueblo
que nos quiso fastidiar.
Que la importará
que Marciano la casa nos dejase,
pues parece que a ella
todo la molestase.
A toda la juventud
debo recordar
que, aunque seamos pocos quintos,
se nos debe respetar.
La casa de los quintos
es de todos en general,
pero, si no se respeta,
a alguno tendremos que echar.
Parece que la tradición
no es la fundamental,
se lían a beber
y luego a fastidiar.
Toca el turno a las mozas,
pues poco puedo decir
porque, si no, las quintas
me pueden sacudir.
Primero toca a las mayores,
pues algo os quiero decir:
que en casa viendo la tele
no tenéis mucho que desdecir.
Antes en la carretera
os poníais a hacer dedo,
ahora no salís
ni a los bares del pueblo.
Mocitas que trabajáis
envasando y conservando,
igual que los langostinos,
frías os estáis quedando.
No podemos olvidar
a las mocitas de hoy en día
que pasan en el bar
parte del día.
Y esto lo resalto,
pues no hay más que verlas,
no tienen la edad de votar
y se marchan de juerga.
Por mucho que os pintéis,
a mí me da igual,
no me gustan las pintadas,
pero sí lo natural.
Porque una cosa sí que es cierto,
que polvo os ponéis en la cara,
¿es la tierra del Páramo
o del camino de la Nava?
Yo os dejo, señores,
daré paso a los demás,
aunque seamos pocos,
no les quiero yo cansar.
Adiós pueblo pinchorrero,
adiós san Antón Abad,
a todos os espero
en el baile para bailar. [Com.]
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[Com.: ¡Viva san Antón Abad!]