Audio
Clasificación
Fecha de registro:
Referencia catalográfica:
2206c
Informantes
Recopiladores
Notas
Este tipo de composiciones son recitadas por los quintos durante las fiestas de san Antón Abad celebradas en San Cebrián de Campos (Palencia). Los recitadores, ataviados con un traje tradicional, declaman montados en una mula.
Bibliografía
Versión publicada en Weber-Antón (2017: 221-223).
Transcripción
Hoy, diecisiete de enero,
fiesta de san Antón,
lo primero que hago
es saludar al patrón.
Y si esta introducción
os parece un poco vaga,
voy a deciros esta otra
que parece más salada.
Hoy fiesta de san Antón,
encima de esta yegua preciosa
te viene a saludar la última
de una familia numerosa.
Y lo de preciosa es un decir,
pues buen susto nos hemos dado,
¿verdad, Sonia, que nada más montar
al suelo nos ha tirado?
Después de quitarme el sombrero
ante toda la vecindad,
daré paso a mi cuarteta
para así más rápido acabar.
De mi sencilla vida
nada les voy a contar,
pues en un pueblo pequeño
todo se sabe ya.
Y entraré ahora de lleno
a comentar algunos sucesos,
hechos y casos acontecidos
últimamente en nuestro pueblo.
Los quintos, tan contentos
porque ya teníamos casa,
al día siguiente nos la negaron
porque había recibido alguna llamada.
Yo no sé si es mala leche
o es que sois unos caciques,
el caso es que en todas partes
tenéis que meter las narices.
Si no es en el deporte,
estáis en la corporación,
y con una gran careta
merendando con el presi de la Diputación.
Y dejándoos a un lado,
pues no merecéis más atención,
pasaremos a los mozos
que enseguida les gusta entrar en acción.
Pues vosotros en el pensamiento
siempre lleváis lo mismo,
a esta a la otra y a la de más allá
seguro que me la chingo.
Tenéis la boca grande,
como Camilo José Cela,
pero al final, como siempre,
os quedáis a dos velas.
De todas las maneras,
aquí no os podéis quejar,
pues ha habido bodas
y niños en cantidad.
Ver a tantos niños de paseo
es una cosa que alegra la vista,
pues la carretera de Manquillos,
con tanto cochecito, parece una autopista.
Niños y niñas de San Cebrián,
que son el futuro del pueblo,
aunque no vayan a misa
creo que sí podrán ser buenos.
Y hablando de misas,
todos los días las tenemos en San Cebrián,
aunque cada día menos feligreses
a la iglesia asistirán.
No creo necesario mencionar
que de cura hemos cambiado
y hasta el día de Navidad
a los difuntos nos ha recordado.
De los sermones que pegas
la gente se ha cansado,
pero don Francisco, lo que más me gusta
es eso de: “Queridos hermanos…”
Los chavales sin catequesis,
las mujeres sin reunión
y Antonio dale que te pego
para acabarte la mansión.
Pero Chisco no te apures,
pues esto ha sido el empezar,
creo que después
todo mejor marchará.
Gracias te tenemos que dar
por la estufa que nos has dejado,
pues los quintos en la casa
de frío nos estábamos pasmando.
Pues todo va mejorando:
la plaza se arregló
y el problema del agua
parece que se solucionó.
Ahora la gente protesta
porque hay que dar mucho dinero,
y es que lo que costaron las acometidas
hay que pagarlo luego.
Dejando obras y servicios
hablemos de las fiestas,
pues hay gente que por culpa del marrano
no duerme tranquilo la siesta.
Pues bien sonado fue,
ustedes recordarán,
los comentarios y críticas que trajo
el susodicho animal.
Pero con mayor entusiasmo recuerdo
al grupo musical que trajeron,
todos bailamos con Turbo y Rosa
la danza del chocolatero.
Esta noche aquí estarán
para amenizarnos la velada,
les espero a todos en el baile
pues la orquesta hemos de pagarla.
Pero antes de despedirme,
perdón quisiera rogar
a las personas a las cuales
mis palabras las hayan asentado mal.
Pero en estos pueblos os advierto:
para que luego no te critiquen,
cuidado con vuestras acciones,
no vaya a ser que se publiquen.
Adiós san Antón bendito,
adiós san Antón Abad,
adiós pueblo pinchorrero,
ya no os canso más. [Com.]
¶
[Com.: ¡Viva san Antón Abad!]