¡Oh, glorioso san Antón!

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 2208c

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Notas

Este tipo de composiciones son recitadas por los quintos durante las fiestas de san Antón Abad celebradas en San Cebrián de Campos (Palencia). Los recitadores, ataviados con un traje tradicional, declaman montados en una mula.

Bibliografía

Algunas de estas recitaciones de quintos de San Cebrián de Campos aparecen recogidas en: Weber-Antón, María Victoria (2017). Un siglo de poesía pinchorrera. Cuartetas de quintos (1912-2012). Palencia: Institución Tello Téllez de Meneses.

Transcripción

¡Oh, glorioso San Antón!,
hoy, diecisiete de enero,
con permiso de tus fieles,
me voy a quitar el sombrero.
 
Empezaré presentándome,
hablaré de todo un poco,
espero que les guste
y que nadie se coma el coco.
 
Mi nombre es Sonia,
soy hija del señor Miguel,
mi madre es la Teodora,
como todos saben bien.
 
¿Qué les puedo contar de mí
que ya nadie sepa?
En este pueblo todo se sabe
antes de que uno se dé cuenta.
 
Me dedico a estudiar,
aunque crean que no es nada,
pues supone mucho esfuerzo,
sobre todo en las madrugadas.
 
Vayamos a por otras cosas,
dejemos de hablar de mí,
tratemos de más asuntos
que para eso hemos venido aquí.
 
Y a nuestro ayuntamiento
no le puedo dejar a un lado,
pues salieron reelegidos
en las elecciones del año pasado.
 
Pues sí, señores,
tenemos al mismo alcalde
por otros cuatro años,
pero con nuevos concejales.
 
Y es que no salimos
de lo que se llama socialismo,
¿no les parece que ya está bien
que mande siempre el mismo?
 
Pudieron acabar la plaza,
la mitad para las fiestas,
lo otro lo dejaron
pa estrenarla en las cuartetas.
 
La pusieron muy iluminada,
repleta de faroles,
cuando pasen las facturas, señores,
abróchense los cinturones.
 
Como ha pasado poco tiempo
de la nueva corporación,
dejaremos al ayuntamiento,
que al cura hay que prestarle atención.
 
Señoras de la misa diaria,
la iglesia es del párroco,
él sabe lo que tiene en ella
y vosotras iros a fregar los platos.
 
Cada una le tira por un lado,
él sabe por dónde girar,
es que, queridas señoras,
con el cura no se puede jugar.
 
Y a nuestro cura, como es nuevo,
no le diremos más,
prepararos chicos del pueblo,
que lo siguiente para vosotros va.
 
Y es que nos tiráis a matar
cuando es vuestro turno,
ahora nos vengamos nosotras,
escuchad uno a uno.
 
Siempre os estáis quejando
de que no os hacemos caso,
pues, con el ritmo que lleváis,
cualquiera os sigue el paso.
 
A vosotros os va la marcha,
a nosotras, la tranquilidad,
nos refugiamos en los forasteros
para buscar un poco de paz.
 
Cuando nos veis con otros chicos,
parece encenderos los ojos,
seguramente pensáis:
“¿Cuándo ocuparemos ese lugar nosotros?”
 
Tenéis una nueva diversión
llamada tramontana,
se os pasan las horas eternas
sin pensar en el trabajo de mañana.
 
Queridos chicos del pueblo,
no os diré más al respecto,
no interpretéis mal mis versos,
pues yo os admiro y respeto.
 
Hablemos de algo más peculiar,
como son nuestros soportales,
pues su supuesta dueña
ha puesto algo en los cristales.
 
Un día de madrugada
la pusieron un esqueleto,
llamó a la guardia y alcalde
para que la quitaran los huesos.
 
Dejemos a nuestra vecina,
que ahora vive en Palencia,
se habrá quedado tranquila,
pues ya no debe tener paciencia.
 
Y paciencia hemos tenido
los quintos de este año,
pues otra vecina quiso
hacernos bastante daño.
 
Y digo esto, señores,
que probablemente no sabrán,
los quintos buscamos una casa
para poder la fiesta celebrar.
 
Pero alguien metió las narices
donde nadie la llamaba,
nos dejaron sin la casa,
que eso fue una mala jugada.
 
Solucionamos el problema;
gracias a otro vecino,
podremos celebrar la fiesta
y decir: “¡viva los quintos!”
 
Y es que en este pueblo
siempre hay algún cacique,
cada uno que se quede en su casa
si quieren que no le critiquen.
 
También agradecemos
al almacén del congelado,
buscamos un colaborador
y él nos ha ayudado.
 
Aunque más lo agradecerán
los que allí están trabajando,
pues ha dado vida al pueblo
y ha quitado bastante paro.
 
Tuvimos dos alguaciles
que estuvieron provisionales,
ahora está el fijo
para ir cobrando los caudales.
 
Y es que en este pueblo
toda la gente le quiere,
pues hace su trabajo
con alegría y como se debe.
 
Tenemos de nuevo a Juan,
las cosas están en su sitio,
tengamos la fiesta en paz,
que él está muy a gustito.
 
Y hablando de fiesta,
les voy a recordar
que hoy es san Antón
y tenemos que ir a bailar.
 
Todos se preguntarán:
“¿qué hace tanta mujer aquí?”,
pero los quintos dirán:
“¡sin ellas qué íbamos a hacer!”
 
No sé qué más contarles,
no les quiero quitar más tiempo,
pues hay más quintas que quieren
decir también sus versos.
 
De todo lo que he dicho
no iba con mala intención
y si alguien se ha ofendido,
que se hubiera tapao los oídos con un tapón.
 
Adiós san Antón Abad,
ya dije mi cuarteta,
te dejo con otra quinta,
espero que se la sepa completa. [Com.]
 
[Com.: ¡Viva san Antón Abad!]