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IGRH: 0000
Otras versiones de "La cruz de piedra"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
(Y) en este citado pueblo había una joven muy bella
que era admiración de todos y de oficio costurera.
Llegó la feria del pueblo en el baile de verbena
un caballero muy rico le pidió bailar con ella
y cuando estaba bailando y la vio que era tan bella
le ofreció su corazón, toda su vida y riqueza.
La joven, que ignoraba la falsedad del amor
creía en su juramento, le entregó su corazón.
Ha pasado un poco tiempo entre la felicidad
pero también llegó el día que se queda abandoná.
A los nueve meses justos dio a luz a una hermosa niña
y lo mismo que a su madre le pusieron Rosalía,
ella sola la cuidaba pensando en su triste sino
por no decirle a su hija su padre quién había sido.
La niña llegó a tener catorce años de edad
y su madre cayó enferma de bastante gravedad.
Las vecinas le ayudaban a todo lo que podían,
pero también se hartaban de darle todos los días,
hasta que ha llegado el día que no tenían na que darle.
Salió a pedir limosna para alimentar a su madre,
se ha acercado a un caballero, le dice con mucha pena:
—Dame usted una limosnita que tengo a mi madre enferma—.
Cuando el caballero vio aquella cara de cielo
le dice: —Vente conmigo, que aquí no tengo dinero—.
A la salida del pueblo aquel corazón de lobo
le pide a cambio dinero lo que vale más que el oro.
La joven se arrorizó en ver lo que le pedía,
no sabía qué debía: salvar su madre o su honor.
La ha sacado fuera del pueblo aquel infame criminal,
detrás de una cruz de piedra se pusieron a descansar.
Y cuando el criminal fue aquel hecho a cometer
se oyó una vor que decía: “Criminal, ¿qué vas a hacer?,
criminal, ¿qué vas a hacer?” Detrás la cruz siente hablar:
“Mira que es tu propia hija la que vas a deshonrar”.
—Hija, ¿dónde está tu madre?, hija de mi corazón,
dirme adónde está tu madre, para pedirle perdón—.
Se marcharon para el pueblo y al ver a la enferma en cama
se ha arrodillado hacia ella y le dio un beso en la cara.
—Perdona, mujer querida, lo que te ha hecho sufrir,
hoy las manos del Señor me han traído hacia ti.
Vengan médicos y cura, alcalde y la autoridad
que hoy ya vengo arrepentido, contigo me voy a casar
y tú ya tienes riqueza, hija de mi corazón,
pero perdona a tu padre por ser un mal vividor—.
Cuentan que viven felices los tres en gracia de Dios
y gracias a aquel milagro, que la cruz de piedra habló.