Toíto te lo consiento

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Se trata de un famoso tema compuesto por Rafael de León y popularizado por el cantaor Pepe Pinto.

Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

Agradecemos la colaboración de Miguel Cuadros Arias, responsable del Centro de Adultos de Peal de Becerro (Jaén), y de Jovita Rodríguez Bautista, coordinadora de Centros de Adultos de la comarca de la Sierra de Cazorla.

Transcripción

Toíto te lo consiento

menos faltarle a mi madre,

que a una madre no se encuentra

y a ti te encontré en la calle.

Vete si no te tiene cuenta.

 

¿Te acuerdas de aquella copla

que escuchamos aquel día

sin saber quién la cantaba

ni de qué rincón salía?
 

Pero es bonita la copla

y entra bien por soleares:

“Toíto te lo consiento

menos faltarle a mi madre”.

 

Casualmente, me he enterao

que le faltastes ayer,

y nadie me lo ha contao,

nadie, pero yo lo sé.

 

Yo tengo mi corazón

entre dos amores repartío.

Si uno me encuentro llorando,

es porque otro lo ha ofendío.

 

Y mira, nunca me quejo

de tus caprichos constantes;

¿quieres un vestío?, catorce;

¿quieres un reloj?, de brillantes.

 

No me importa que la gente

vaya de mí murmurando

que si para ti soy un muñeco,

que si me has quitao el mando,

 

que en la diestra y en la siniestra

tienes un par de agujeros

por donde se van los baños

de ríos de mis dineros.

¿Y a mí qué?

 

Por tal de que tú nunca

de mi lao te desepares,

toíto te lo consiento

menos faltarle a mi madre.

 

Porque ese mimbre de luto

que no levanta su voz,

que en seis años no ha tenido

contigo ni un sí o un no.

 

Que anda como una pavesa,

que no gime ni suspira,

que se le llenan los ojos

de gloria cuando nos mira,

 

que en las candelas del hijo

consumió su juventud

cuando era cuarenta veces

mucho más guapa que tú.

 

Tienes que hacerte la cuenta

que la has visto en los altares

y hincarte de rodillas

antes de hablarle a mi madre.

 

Conque a ver si tu conciencia

se aprende esta copla mía,

muy semejante a aquel cante

que escuchamos aquel día

sin saber quién lo cantaba

ni de qué rincón salía.

 

Desde la cuna,

a mi madre de mi alma

la quiero desde la cuna.

¡Por Dios no me la avasalles!,

que madre no hay más que una

y a ti, te encontré en la calle.