En la estación de Alicante     a un tren subió un militar,

en un coche de segunda,     que para su casa va.

Al ir a tomar asiento,     se queda el joven mirando

a una señora mu guapa     que lleva un niño en los brazos.

Le pregunta la señora     si es que va usted con permiso

y el militar le contesta:     —No, señora, voy cumplido—.

Se alevanta la señora,     va y dice con mucha gracia:

—¿Me quieres coger el niño     mientras bajo a beber agua?—.

Pasaron cuatro estaciones     y la señora no volvió,

y el militar con el niño:     “¿ahora qué hago yo?”

Se queda mirando al niño,     dice:  “Tu madre no viene”.

Ve que en la mano derecha     llevaba colgada una llave,

le quita la llave al niño,     coge y abre la maleta

y envuelto en unos papeles     llevaba diez mil pesetas

y en los papeles decía:     “Percura al niño criarlo,

y si no tienes bastante,     lo publiques en el diario.”

Al llegar a la estación     donde todos lo esperaban

al verlo con aquel niño     la madre le preguntaba

y la novia se aproximó     diciéndole estas palabras:

—¿Ese niño, de quién es?     Tú me has tenido engañada—.

Pasaron varios años,     (……………………………….)

el niño quería estudiar pa chófer     que eran los deseos de él.

(…………………………..)     Y se va para Barcelona

y se coloca de chófer     con una noble señora.

Hasta que un día la señora     lo ha llamado a su despacho

—Pon cuenta a mi atrevimiento     y escucha cómo que te hablo,

si tú te casas conmigo,     como yo no tengo a nadie,

todito mi capital     será para ti y tus padres—.

Y el muchacho contestó     con profundo sentimiento:

—Como mis padres son pobres     su petición se la acepto—.

La señora se conmueve.     — Si es que usted no tiene madre,

confíame ese secreto     (…………………………………..)

—Sí, señora, tendré madre,     pero buena no será,

que cuando yo era un angelito,     me entregó a un militar.

—Perdona mi atrevimiento     que yo no soy madre mala,

que para eso dejé el dinero     para que a ti te criaran.

Ven acá, hijo querido,     tu madre propia soy yo,

ven acá y dame un abrazo,     hijo de mi corazón.