El corregidor y la molinera

Audio

Informantes

Recopiladores

Notas

En esta versión, la informante se ayuda de una hoja escrita para no olvidar el romance.

Bibliografía

IGRH: 0218

Otras versiones de "El corregidor y la molinera"

Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 26); Álvarez Cárcamo (2019: 20.11); Atero Burgos (2003: n.º 87); Benítez Sánchez (2000: pp. 226-228); Díaz (2007: F.9); Fraile Gil (2013: n.º  60); Fraile Gil (2016: n.º 83); Majada Neila (1984: n.º 80); Manzano Alonso (2003: pp. 421-422); Marazuela Albornos (1981: n.º 173); Moreno Moreno (2016: n.º 101); Pimentel García (2020: n.º 170); Piñero Ramírez (1996: n.º 84); Piñero Ramírez (2004: n.º 61); Piñero Ramírez (2013: n.º 81); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: pp. 90-91); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 70); Trujillo Pacheco (2017: n.º 67).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

ARMISTEAD, S. G. y SILVERMAN, J. H. (1972). El corregidor y la molinera: Some Unnoticed Germanic Antecedents. Philological Quarterly, 51(1), 279-291.

ARMISTEAD, S. G. y SILVERMAN, J. H. (1972). El corregidor y la molinera and its German Ancestor: Schumacher und Edelmann. Jahrbuch Für Volksliedforschung, 17, 49-69. https://doi.org/10.2307/847171

FEITO, J. M.ª (1960). La canción del corregidor y la molinera. Boletín del Instituto de Estudios Asturianos,14(39), 119-124.

MÁRQUEZ VILLANUEVA, F. (1990). Para la tradición de El molinero de Arcos. En E. Rodríguez Cepeda, Actas del Congreso Romancero-Cancionero. UCLA (1984), vol. I. (pp. 97-120). Los Ángeles-Madrid: José Porrua Turanzas.

PEDROSA, J. M. (1995). La lozana andaluza, El corregidor y la molinera y un manojo de fábulas eróticas viejas y modernas. En Las dos sirenas y otros estudios de literatura tradicional (De la Edad Media al siglo XX) (pp. 253-281)Madrid: Siglo XXI.

Transcripción

En cierto lugar de España     había un molinero honrado

que ganaba su sustento     en un molino arrendado,

y era casado con una moza     que era una rosa y era tan bella,

que el Corregidor, niña,     se prendó de ella.

La visitaba y la festejaba     hasta que un día

le declaró el asunto     que pretendía.

Respondió la molinera:     —Vuestros favores admiro,

pero temo que mi esposo     nos atrape en el garito,

porque el maldito     tiene una llave    

con la cual cierra,     con la cual abre

y si viene y nos coge     tendré un gran susto

porque es un hombre muy vengativo,     cruel y altivo y como le agravien,    

no se le hará ninguno     que no se lo pague—.

Respondió el corregidor:     —Yo puedo hacer que no venga,

enviándole al molino     cosa que a él le entretenga,

pues como digo, lo que le mande     será de trigo porción bastante,

que lo muela esta noche     que es importante

para que la idea que tengo oculta     bajo la multa de doce duros

y con esto podremos     estar seguros—.

Consintió la molinera     y luego sin más porfía

el corregidor dispuso     todo lo que dicho había.

Pero aquel día del caso     vino a este molino

un pasajero que tenía el oficio     de molinero.

Viendo la orden     le dijo airoso:

—Si usted está ansioso     para irse, amigo,

váyase, que sin falta     moleré el trigo—.

Le agradeció el molinero     y arrancó como un cohete

y a las doce de la noche     llega a su casa y se mete en su retrete,

cuando en su cama     vio a la dama sin mucho empeño

y al corregidor,     ambos dados al sueño.

Y en una silla muy recogido     todo el vestido sin faltar nada,    

reloj, capa, sombrero,     bastón y espada.

El molinero se puso     con contento y alegría

del corregidor el traje     y dejó el que traía.

Para su casa     tomó la guía

por ver si pasa     llamó a la puerta,

le abrió un criado     que estaba alerta.

Y como iba tan disfrazado,     sin ser notado se entró en la cama    

con la corregidora,     que es linda dama,

a la que por desquite     y porque le agradaba,

era tanto lo que hacía     que un punto no la dejaba.

Como extrañaba la corregidora     desorden tanto

llena de espanto dijo al molinero     —¿Qué novedad es esta, esposo?    

que en otras noches con tal violencia     no anduvo el coche—.

Y le respondió:     —Hija, ten paciencia—.

Despertó el Corregidor     y el ver la hora procura

pero al buscar el reloj,     extraña la vestidura

y con amargura la molinera     toda se altera y ha respondido:

—¡Ay, señor, que es la ropa     de mi marido!

Y no sé ahora  dónde se oculte o se sepulte     que él no lo entienda,     

yo me voy con usía     que me defienda—.

El corregidor temblando,     que el miedo le acobardaba,

en vestirse no se tarda     para volver a su casa.

Con capa parda, toda jirones,     chupa y calzones

con mil remiendos, las polainas atadas     con unos vendos,

y unas abarcas de paño     con una estaca y una montera

se fue a su casa     y síguele la molinera.

Llegó llamando a la puerta     y nadie le respondía,

tanto llamó que de dentro preguntan     qué se ofrecía.

Y él le decía alto y tirano:     —¿No me conoces?, que soy tu amo.

¿Cómo no abres la puerta     cuando te llamo?—.

Dijo el criado:     —Calle y no muela    

vaya a su abuela     con esa trama.

¡Ea, calle!, porque mi amo     está durmiendo ahora en su cama—.

Se estuvieron en la puerta     hasta las siete del día

los dos toda la mañana.     Suerte, tirano, pues al citado

muy afrentado     con gran paciencia    

sufrió tras los cuernos     la penitencia.

Y ella lo mismo en compañía     pues no sabía dónde encubrirse    

hasta que el molinero     quiso vestirse.

Viendo la corregidora     que aquel no era su marido

se arrojó de la cama     y dijo: —Atrevido, atrevido

¿cómo has entrado y profanado     mi gran decoro?

¿Quién te dio el traje     de mi marido que me has perdido?

Y con gran modo le respondió:     —Allá fuera, lo sabrás todo—.

Le salieron a la calle     y, cuando todos se vieron,

porque nadie lo notase,     en la casa se metieron

y dispusieron como hombres sabios     que sin agravio por el desquite

se celebre el suceso     con un convite

porque en la corte,     con el dinero

hay más corregidores     que molineros.

Resumen de "El corregidor y la molinera"

El corregidor se enamora de la mujer del molinero y le propone relaciones. Ella acepta, pero le advierte del genio fiero de su marido, quien tiene llaves de la casa y puede sorprenderlos en el acto. El corregidor dispone enviar una gran cantidad de trigo al molino para que el molinero esté ocupado toda la noche. Si no lo muele, tendrá que pagar una multa. Estando el esposo en el molino, se presenta un pasajero, también molinero, que se ofrece a sustituirlo en su labor. Entonces, el molinero marcha veloz hacia su casa. Cuando entra en su habitación, se encuentra al corregidor y a su esposa durmiendo juntos. Se viste con la ropa del corregidor y marcha hacia la casa de este. Los criados lo dejan pasar creyendo que es su amo. Se dirige hacia el cuarto del corregidor y se acuesta con su esposa. Mientras tanto, el corregidor se despierta y descubre que sus ropas no se encuentran allí. Se viste con las del molinero y se dirige a su casa acompañado de la adúltera. Los criados no lo conocen y no quieren franquearle la entrada. En ese momento, se oye el grito de la mujer del corregidor que se ha dado cuenta de que el hombre con el que ha dormido esa noche no es su marido. Todos entran dentro de la casa y dan por finalizado el conflicto con un convite.