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Otras versiones de "Aprensiones de Joaquina"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Oh, Virgen madre de Ylena, hermosísima patrona,
Dios mos libre, soberano, de un perro con hidrogobia.
Lavando en el río estaba la hermosa rey de los cielos,
siente en el brazo derecho que le había mordido un perro.
Ella le tira una piedra al perro no la alcanzó
y más ligero que un galgo, de la mano se le alejó.
—Madre, cúrame esta herida y me pones un vendaje—.
¡Ay, qué herida tan mortal que niegó pronto en curarse!
Era ya toa la tensión que aquella joven tenía,
que ensoñaba con el perro, ni comía ni bebía.
—Madre, si supiera usted lo que ensoñé esta mañana:
que había rabiado el perro y que yo también rabiaba—.
El padre, que estaba enfrente, cayó al suelo estrastornado.
—No me muerdas, hija mía, que soy yo, tu padre amado—.
A esto que entra el novio —¿No me conoces a mí?
Gasta respeto a tus padres que nuca hablen de ti.
—¿Quieres que venga el dortor? —el novio le repetía—
y verás ponerte buena, paloma del alma mía—.
Ya está aquí el señor dortor: —¡Qué lástima de doncella!
Hay que darle una sangría para que más pronto muera.
—Le juro al señor dortor, le juro que soy cristiana,
María no estaba atada a los hierros de la cama.
—Dijiste que pa la feria nos íbamos a casar
y pa la feria de diano, mascando tierra he de estar—.
En lo alto el ataúd, la corona que llevaba
regalada por el novio, el que tanto la estimaba.
Los músicos iban con palmas, iba detrás del feleto
acompañando al difunto hasta el fondo de su cuerpo.