En el pueblo de Morón     un matrimonio habitaba,

lo cual que tenía una hija     y el padre se enamoraba.

La niña se fue a servir     a una casa muy lejana,

a ver si al maldito padre     aquello se le olvidaba.

A la noche viene el padre,     por su hija preguntaba.

—Tu hija se ha ido a servir—     su madre le contestaba.

—Coge ya mismo el camino     y por tu hija te marchas

porque no quiero que sirva     porque está muy mal mirada—.

Coge la madre el camino     sin repicarle palabra

en la entrada del rebate     con su hija se encontraba.

—¿Dónde vas, madre querida,     dónde vas, madre del alma?

—Vengo que ha dicho tu padre     que te vengas a la casa,

porque no quiere que sirvas,     porque estás muy mal mirada.

—A la casa no me voy,     tú no sabes lo que pasa,

que el malvado de mi padre     quiere que sea su dama—.

Coge la madre el camino,     pa su casa se marchaba,

en la entrada en el rebate     con su esposo se encontraba.

—¿Dónde vas, troncón maldito,     troncón de maldita rama?

Tan solo una hija que tienes,     tú deseas deshonrarla—.

Coge la niña el camino     para su casa se marcha,

en la entrada en el rebate     con su padre se encontraba.

—¿Es verdad que tú le has dicho     a tu madre lo que pasa?

—Es verdad que se lo he dicho     sin repicarle palabra.

—Ahora por bérselo dicho,     te va a ocurrir una desgracia—.

La ha cogido de la mano,     se la ha llevado a una sala.

—Ahora por bérselo dicho,     te va a ocurrir una desgracia.