La bastarda y el segador

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Notas

Se repiten todos los hemistiquios de cada verso, salvo los versos 1, 6 y 8, en los cuales el primer hemistiquio se repite tres veces y el segundo no presenta repetición. El segundo hemistiquio del verso 12 tampoco presenta repetición, aunque, tras este, vuelve a repetirse el primer hemistiquio.

Bibliografía

IGRH: 0161

Otras versiones de "La bastarda y el segador"

Almoguera Gómez (1989: pp. 27-28); Álvarez Cárcamo (2019: 20.1); Asensio García (2004: pp. 93-94); Atero Burgos (2003: n.º 12); Benítez Sánchez (2000: p. 196); Checa Beltrán (2005: n.º 5); Díaz (2007: E.23); Foxo (2011: pp. 132-133); Fraile Gil (2010: n.º 113-114); Fraile Gil (2016: n.º 31); Heredia Menchero (2017: n.º 991); Manzano Alonso (2003: pp. 243-249); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 44); Moreno Moreno (2016: n.º 16); Pérez Rivera (2015: n.º 250-251); Pimentel García (2020: n.º 99); Piñero Ramírez (1996: n.º 13); Piñero Ramírez (2004: n.º 10); Piñero Ramírez (2013: n.º 12); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: pp. 86-87); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 61); Rico Beltrán (2009: n.º 14); Sánchez Miguel (1984: n.º 20); Schubarth y Santamarina (1984: n.º 62); Suárez López (2009: n.º 220); Tejerizo Robles (2007: n.º 400); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 68); Trujillo Pacheco (2017: n.º 14, 15); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 43).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

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PALOMAR ROS, J. (1982). Dos versiones del romance Doña Inés y el segador recogidas en Valbona y Orrios (Teruel). Kalathos, 2, 177-184.

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Transcripción

Esto eran tres segadores     de segar trigo y cebada.

Los deíles eran de oro     y el ahoz de fina plata.

Uno de los segadores     por el pueblo paseaba.

Una dama en un balcón     del segador se apiadaba

y lo ha mandado a llamar     con una de las criadas.

Oiga usted, buen segador,     mi señorita lo llama.

—¿A qué ha sido yo llamado     con una de las criadas?

Que si quiere usted segar,     segarme a mí una cebada.

—Sí, señora, que la siego,     ¿dónde la tiene sembrada?

Esa cebada, señor,     no está en cerro ni en cañada,

que está en medio dos columnas     que me atraviesan el alma.

Eso no está para mí,     eso está pa el rey y el conde.     

Anda usted, buen segador,     que será muy bien pagada—.

Le ha dado siete millones      y un pañolito de Holanda,

que valía más el pañuelo     que el dinero que le daba.

Le ha segao quince gavillas     y el segador se marchaba,

como no podía andar     se arrastraba por la sala.

Oiga usted, buen segador,     si mañana vuelve a casa.

—Sí, señora, volveré,     pero serán las espaldas—.

Y aquí se acaba la historia     del segador y de la dama.

Resumen de "La bastarda y el segador"

Una dama bastarda que desprecia a sus pretendientes nobles se asoma a una ventana y ve a tres segadores, quedando enamorada de uno de ellos, que en algunas versiones va ricamente ataviado. Le pide a su criada que mande llamar al segador. Ella se le insinúa y, aunque en un principio él se niega, al final accede a sus deseos a cambio de una suculenta paga. En otras versiones, la dama, que está encerrada en un convento en contra de su voluntad, se asoma a la ventana de su celda, desde donde se dirige directamente al segador. Una vez el segador ha cumplido su trabajo, la mujer le ofrece una gran suma de dinero envuelta en un rico pañuelo de holanda y le pide que vuelva al día siguiente. Sin embargo, esa misma mañana las campanas repican por la muerte del segador, que ha fallecido extenuado. En otras versiones, el padre de la dama los sorprende en la cama, por lo que el segador se ve obligado a huir por la ventana. La dama le arroja el dinero envuelto en un pañuelo.