El quintado

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Bibliografía

IGRH: 0176

Otras versiones de "El quintado"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3849); Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 9 y 10); Álvarez Cárcamo (2019: 7.7); Asensio García (2004: p. 104); Atero Burgos (2003: n.º 24); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 106); Benítez Sánchez (2000: p. 219); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 174-178); Fraile Gil (2013: n.º 20); Fraile Gil (2016: n.º 27); Gil Muñoz (2010: n.º 39); Heredia Menchero (2017: n.º 995); Hernández Fernández (2010: n.º 6); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: p. 152); Jaén Castaño (2018: n.º 547-548); Manzano Alonso (2003: pp. 213-221); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 16); Moreno Moreno (2016: n.º 23-28); Pimentel García (2020: n.º 130); Piñero Ramírez (1996: n.º 25); Piñero Ramírez (2004: n.º 19); Piñero Ramírez (2013: n.º 20); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: pp. 49-51); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 32); Rico Beltrán (2009: n.º 21); Suárez López (2009: n.º 226); Tejerizo Robles (2007: n.º 382-383); Tomé Fernández (2009: p. 235); Trapero (2000a: n.º 24); Trapero (2003: n.º 13); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 26); Trujillo Pacheco (2017: n.º 18, 19); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 57); Vázquez León (1993: n.º 13).

Contaminaciones y engarces

El quintado + Aparición de la enamorada muerta (Álvarez Cárcamo, 2019: 9.5; CLO, 0148r, 0292r, 0293r, 0570r, 0601r, 0686r, 0998r, 1061r, 1085r, 1145r, 1435r, 1531r; Díaz, 2007: F.13; Esteve Faubel, 1998: pp. 1098-1099; Fraile Gil, 2013: n.º 22; Hernández Fernández, 2010: n.º 7; Jaén Castaño, 2018: n.º 549; Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 17; Moreno Moreno, 2016: 27.b-d, 28; Piñero Ramírez, 2004: n.º 20; Piñero Ramírez, 2013: n.º 21; Rico Beltrán, 2009: n.º 22; Schubarth y Santamarina, 1987: n.º 24a; Trapero, 1985: n.º 85; Trapero, 2000a: n.º 25; Trapero, 2000b: n.º 70; Trapero, 2003: n.º 14; Trapero, León Felipe y Monroy Caballero, 2016: n.º 27; Trujillo Pacheco, 2017: n.º 21; Valenciano López de Andújar, 1994: n.º 58.b, 57.b); El quintado + Aparición de la enamorada muerta + Muerte de la novia (Trapero, León Felipe y Monroy Caballero, 2016: n.º 28); El quintado + ¿Dónde vas, Alfonso XII? (Schubarth y Santamarina, 1987: n.º 24c).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

GONZÁLEZ, A. (1994). La aparición y El quintado. Renovación y conservación a través del cruce. En D. Catalán, J. A. Cid Martínez y A. Valenciano (Coords.), De Balada y Lírica, 1. 3er Coloquio Internacional sobre el Romancero, vol. 1 (pp. 345-357). Madrid: Fundación Ramón Menéndez Pidal – Universidad Complutense de Madrid.

Transcripción

—Soldado, ¿qué tienes ya,     soldado, que na te alegrará?

—A mí no me alegra ya     ni el humo de la caldera,

la noche que me casé     me llevaron a la guerra.

—¿Tan guapa es tu mujer     que tanto te acuerdas de ella?—.

Se ha echado mano al bolsillo     y ha sacado una foto de ella.

Mira si sería guapa,     mira si sería bella,

que hasta el mismo capitán     se ha enamorado de ella.

—Coge ese caballo y vete     y cuida de esa doncella,

que con un soldado menos     también se acaba la guerra.

—Ábreme la puerta, Sol,     ábreme la puerta, Estrella.

—Mi puerta no la abro yo,     que mi marido está en guerra.

—Tu marido es el que llama,     ábreme la puerta, Estrella,

que por tu cara divina,     me he librado de la guerra.

Resumen de "El quintado"

Un muchacho recién casado es reclamado para quintas. En las versiones más extensas, los soldados se detienen a merendar o a comer en el campo. Mientras que todos se divierten, el joven quinto se muestra apenado. Un superior le interroga acerca de la causa de su aflicción. Él le confiesa que no puede soportar la ausencia de su esposa. Ante la insistencia del superior, le enseña un retrato de ella. En las versiones más extendidas, el superior queda deslumbrado por su belleza y le concede la licencia; en otras, el muchacho le ofrece a cambio de su libertad una cadena que le había entregado su mujer. Cuando el soldado vuelve a casa o a casa de su suegra, le pide a su esposa que le abra la puerta. En un principio, esta se niega, pues no reconoce al marido. En algunas versiones le pide que le muestre la cadena para cerciorarse de su identidad, pero él le explica el caso; en otras, el quinto se disfraza de peregrino y llega pidiendo limosna. Todos los desenlaces citados concluyen con el feliz reencuentro de los amantes.