Galán que corteja a una mujer casada

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Notas

El informante repite los versos 13 y 14. También se repite el penúltimo verso y, tres veces, el segundo hemistiquio del último. Tras esto, se repiten los versos 25 y 26, el primero de estos presenta también una repetición, por tres veces, del segundo hemistiquio.

Bibliografía

IGRH: 0203

Otras versiones de "Galán que corteja a una mujer casada"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3900); Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 20); Atero Burgos (2003: n.º 21); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 112); Benítez Sánchez (1999: p. 286); Benítez Sánchez (2000: p. 279); Checa Beltrán (2005: n.º 8); Díaz (2007: E.17); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 105-107); Foxo (2011: p. 74); Fraile Gil (2013: n.º 44); Heredia Menchero (2017: n.º 1004, 1005); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: pp. 156-157); Jaén Castaño (2018: n.º 521, 522); Manzano Alonso (2003: pp. 630-636); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 175); Moreno Moreno (2016: n.º 20); Pérez Rivera (2015: n.º 264-265); Pimentel García (2020: n.º 96); Piñero Ramírez (1996: n.º 22); Piñero Ramírez (2004: n.º 16); Piñero Ramírez (2013: n.º 60); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: pp. 105-106); Romero López (1995: n.º 22); Schubarth y Santamarina (1987: n.º 59); Suárez López (2009: n.º 315); Tejerizo Robles (2007: n.º 397).

Contaminaciones y engarces

Galán que corteja a una mujer casada + La pedigüeña (Asensio García, 2004: pp. 99-100); La madre soltera + Galán que corteja a una mujer casada (Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 180).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Una mañana lluviosa,     a misa fui con mi madre

y yo he visto a una mujer     que me ha parecido un ángel.

Yo le he seguido los pasos     por ver dónde ella habitaba,

al entrar por un jardín     le dije que si me amaba,

y me contestó llorosa:     —Caballero, soy casada,

y a mi marido querido     no quiero faltarle en nada—.

Muy triste para mi casa,     bajé a un arroyo a beber

y oí un canario cantar     y de su voz me aprendé.

—Dime tú, canario hermoso,     dime qué debo hacer ya,

una mujer que yo quiero     cómo la podré lograr—.

Y me contestó el canario:     —Síguela tú con firmeza,

que al final de su pureza,     con ella te has de lograr.

Adiós arroyos y ríos,     adiós montes y montañas,

todos seremos felices     si el canario no me engaña—.

Cuando llegué a mi casa,     una carta le escribí

y a los cuatro o cinco días     otra de ella recibí.

—Esta carta viene escrita     y escrita con mucho esmero:

“A las doce de la noche,     en el jardín yo te espero”.

Dando las doce la noche     las tapias yo las saltaba

y a eso de las doce y media     con ella me tropezaba,

le he echado los brazos al cuello,     nos sentamos en un sillón

y en espacio de dos horas     gozábamos nuestro amor.

—Declárame usted, señora,     declárame usted su amor,

que si no me lo declara     de pena me muero yo.

—Clara soy, Clara me llamo,     siendo clara, me enturbié;

teniendo yo a mi marido,     con otro hombre me logré.

Clara soy, Clara me llamo,     siendo clara me enturbié,

nadie diga en este mundo:     “De ese agua no he de beber”,

porque el camino es muy largo     y puede apretar la sed.

Resumen de "Galán que corteja a una mujer casada"

Un individuo acude a misa con su madre. A la salida de la iglesia, se enamora de una muchacha. La sigue hasta su jardín, donde la corteja, pero ella lo rechaza porque está casada. El joven se retira apesadumbrado a un jardín o al campo, donde le declara a un pájaro su mal de amores. Este le aconseja que insista con firmeza, arguyendo que las mujeres suelen ser débiles de voluntad. En algunas versiones, se incluye una secuencia en la que él le escribe una carta de amor, a la que ella responde citándolo en su jardín. Finalmente, el galán consigue lo que quiere y la dama se lamenta de haber sucumbido a sus deseos, pues llamándose Clara ha acabado enturbiándose. La muchacha advierte de que nunca debe decirse: "de este agua no he de beber".