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La capital de Alicante bien presente la tendremos
de un crimen que ha sucedido con un niño hermoso y bueno.
Habitaba una señora viuda y solo tenía
un niño de siete años que era toda su alegría.
Esta mujer tos los días, cuando se va a trabajar,
le entrega una peseta para que él compre el pan,
y el niño, con buena idea y muy buenos pensamientos,
en vez de comprarse el bollo él se guardaba el dinero.
La madre era inocente y de nada era enterada,
todos los días para irse la peseta le entregaba.
Ya pasaron varios días quince pesetas juntó
en las manos de aquel niño de noble y buena intención.
Este niño tan pequeño no dejaba de pensar
en qué gastar el dinero que le diera utilidad,
este niño tan pequeño su memoria recordó
a comprarlo en lotería marchó a una administración.
Y cuando el niño entró donde comprar el billete
le pregunta una señora: —Dime, niño, lo que quieres.
—Señora, me hará el favor de venderme usted un billete
que me da el corazón que me va a tocar la suerte—.
La señora le pregunta, como lo vio tan pequeño:
—Dime, niño, de quién eres y quién te ha dado el dinero.
—A mí no me lo ha dao nadie ni tampoco lo robé,
yo me lo he ido guardando, se lo voy a contar a usted.
Mi madre todos los días, cuando se va a trabajar,
me entrega una peseta para que yo compre pan,
y yo con buenas ideas vengo a comprar lotería
para recoger a mi madre, que pase mejor la vida.
La señora al sentirlo, le dan ganas de llorar
y cortándole un billete al niño se lo fue a dar.
—Señora no quiero ese dame usted aquel de enfrente,
que me da el corazón que aquel es el de la suerte—.
Le dio la señora al niño el número que pidió
por ver la gracia que tiene el décimo señaló.
Y cogiendo la señora otro número igual,
lo ha guardado para ella y le ha hecho igual señal.
Muy contento el pequeño a una obra se marchó,
y se lo contó al maestro y esa fue su perdición.
Muy contento el maestro al pequeño le decía:
—Dámelo que te lo guarde el décimo lotería—.
Como era tan pequeño, al maestro se lo dio
y a los cuatro o cinco días le tocó el premio mayor.
Cuando se enteró el maestro la cantidad que tenía
despachó a los obreros cuando llegó el mediodía.
Y el pequeño que compró el décimo lotería
mientras todos se marchaban, aquel niño entretenía.
Cuando todos se marcharon y ellos dos solos quedaron,
selo ha llevado al corral agarrado de la mano
con sentimiento de fiera, ha sacao un largo cuchillo,
por cobrar la cantidad, ha dado muerte a este niño.
Ya que ejecutó este crimen este hombre criminal,
para que no sepan nada lo ha enterrado en el corral
y ya que ocultó este crimen que a ustedes hemos contado
marchó a la arministración y el décimo fue a cobrarlo.
Cuando la señora vio el décimo señalado,
le preguntó al maestro que dónde lo había comprado,
conociendo la señal que la señora le hizo
entonces a aquel señor le preguntó por el niño.
—Señora, yo no sé nada de ese niño que me habla,
yo pagaré este billete cuando el niño venga a casa—.
Dirigiéndose al marido, le cuenta lo que le pasa.
Dando parte a la justicia, por el niño preguntaban,
y ya que se vio apellado y el crimen descubierto.
—Ese niño que preguntan en la obra lo he enterrado,
con la ilusión de cobrar la cantidad de dinero,
lo he enterrado en el corral a ese niño indefenso.
Aquí me tenéis presente para pagar mi castigo,
yo pagaré con mi vida que ese es mi merecido—.
La capital de Alicante toda se siente a una voz,
que pagaran con lo mismo ese hombre sin corazón.
Todo el que quiera enterarse una plana pue comprar,
que por culpa del dinero cuantas cosas pasarán.