Audio
Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante indica que no sabe leer y que lo aprendió de escucharlo.
Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00028 03).
Bibliografía
Otras versiones de "Huérfana burlada asesina a su novio"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Soy una pobre mujer abandonada y perdida;
no tengo ni padre ni madre, estoy errante por la vida.
Con dos gemelos en brazos que tengo que mantener,
mendigo de puerta en puerta para darlos de comer.
Por el mundo voy y vengo sin rumbo y sin diversión,
pregonando la desgracia que hace años sucedió.
¡Válgame el cielo divino, qué desgraciada nací!
Cuando tenía cinco años, mi pobre madre perdí.
Sirviendo de casa en casa, así mi juventud pasó
hasta que un día a ese hombre infame, mi corazón se entregó.
Pero el maldito canalla, y el gran canalla traidor,
los ahorros que yo tenía con arte me los robó.
Se marchó para su pueblo diciendo que iba a arreglar
los papeles y los trajes para podernos casar.
Ya pasaron cinco años y el canalla no volvió,
hasta que después me enteré que con otra se casó.
A la salida del cine, una noche le encontré,
con mis dos hijos en brazos sobre él me arrodillé.
—¡Detente! —Grité llorando—, y no te duelas de mí,
duélete de esos dos hijos que se avergüenzan de ti.
—Yo a ti no te conozco —me contestó el infame—,
ni tampoco a esos dos hijos, quítate pronto delante.
—Entrégame mi dinero, que es tu sagrado deber,
porque la vida la tienes en manos de una mujer.
—¡Policías, por favor! Detened a esta mujer,
que estos dos no son mis hijos y me quiere comprometer—.
Sobre ira y coraje, soberbia me abalancé,
con una navaja albaceteña sobre su pecho clavé.
Al suelo cayó herido dando gritos de dolor:
—Pues te perdono y te comprendo, yo he sido tu perdición.
—Yo no siento tu asesino, ni tu maldito perdón,
na más siento a estos dos hijos, sin amparo y sin amor.
A la justicia me entrego para que de mí dispongan,
que he matado a este hombre por burlarse de mi honra.
Aquí mocitas solteras, que esto os sirva de ejemplo,
no hagáis caso de los hombres, que todos son embusteros.
No creáis en sus palabras ni en sus juramentos,
que la honra que se pierde no se paga con dinero.