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Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00028 06).
Bibliografía
IGRH: 0000
Otras versiones de "Rosita la cigarrera"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
En el jardín de las flores, al lado de una palmera,
allí se hallaba sentada Rosita la cantinera.
Timoteo el barrendero, que al otro lado se hallaba,
acercándose a la joven por ver si la conquistaba.
Timoteo la decía: —Rosita del mes de abril,
si no estás enamorada, (y) enamórate de mí—.
Y Rosina le contesta con su sonrisa en los labios:
—No pienso en echarme novio (y) hasta los veintidós años,
y si alguna vez me le echo no ha de ser un barrendero,
ha de ser más hacendoso, porque si no, no le quiero.
Rosita Primaverana, muy a lo alto te vas,
eres de cabeza loca, no sé si te casarás.
—No lo creas, Timoteo, que yo me quede soltera,
porque un jardín tan hermoso no faltará quien le quiera.
—Ese jardín hermoso suelen darle muchos nombres,
también le suelen llamar "la perdición de los hombres".
—La perdición es la tuya de que ves que no te quiero,
porque un jardín tan hermoso no le barre un barrendero—.
Ya cumple treinta y tres años Rosita la cantinera,
ya cumple treinta y tres años y no tiene quien la quiera.
Ella sin padre y sin madre, sin amor y sin dinero,
y a todas decía: —¡Quién pillara un barrendero!—.
Atento, jóvenes guapas, a esta canción verdadera,
hay que amar al que nos ame y querer al que nos quiera.