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Bibliografía
Otras versiones de "Madres que tengáis hijas"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
ATERO BURGOS, V. y VÁZQUEZ RECIO, N. (1998). Espacios y formas rituales de lo femenino en el romancero tradicional. Estudos de literatura oral, 4, 9-22.
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Transcripción
Madres que tengáis hijas y estén principiando a querer,
no quitarle sus deseos por lo que pueda suceder.
Este consejo se le da a los padres de familia,
no quitarle sus deseos que puede ser su ruina.
Llega la hora del novio, como siempre acostumbraba,
ha salido con esmero porque hace tiempo que ella le hablaba.
Al rato de estar allí, para la puerta salió
con los ojos de haber llorado y estas palabras le dirigió:
—¿Quién se te ha muerto, chiquilla?, qué tonta, que apenas lloras,
que si es preciso saberlo, yo soy el dueño de tu persona—.
Se ha echado mano al pañuelo para los ojos limpiar.
—Que mi madre me amenaza para que tú aquí no vengas más.
—Si me dieran los tesoros que vale toda Sevilla,
todito lo despreciaría menos olvidar tu cara, chiquilla.
—Esa amenaza que usted hace yo no sé para qué será,
yo le he dicho que se vaya y él me dice que no se va—.
Al otro día siguiente a los mandaos salió,
iba con unos muchachos, aparte fue y lo llamó.
—Escucha y mira, joven, tú a mi casa no vayas más,
que yo no tengo mi hija para hacerla una desgraciá;
escucha y mira, joven, tú a mi casa no tengas que ir
porque yo no tengo mi hija para verla de sufrir—.
Con paso muy diligente, a su casa se marchó
y cogiendo una pistola (y) a la cintura se la amarró,
con paso muy diligente ancá la novia se entró,
la novia que está cosiendo y un tiro fue y le metió,
y otro hermano que allí había otro tiro fue y le metió.
Y esto le pasa, señores, por estar ciego de amor.