Mariana Pineda

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 2364r

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Bibliografía

IGRH: 0175

Otras versiones de "Mariana Pineda"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3832); Álvarez Cárcamo (2019: 1.6); Atero Burgos (2003: n.º 8); Díaz (2007: D.6); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 147-150); Fraile Gil (2013: n.º 2); Hernández Fernández (2010: n.º 46); Majada Neila (1984: n.º 78); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 162); Moreno Moreno (2016: n.º 13); Pimentel García (2020: n.º 384); Piñero Ramírez (1996: n.º 7); Piñero Ramírez (2004: n.º 5); Piñero Ramírez (2013: n.º 52); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: pp. 93-94); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 16); Schubarth y Santamarina (1988a: n.º 18 bis); Trapero (2000a: n.º 144); Trujillo Pacheco (2017: n.º 2).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

AYESTARÁN, L. (1959). Romance de Mariana Pineda en el folklore uruguayo. Marcha, 966 (2), 5B-6B. Recuperado de la Biblioteca Digital Centro Nacional de Documentación Musical Lauro Ayestarán.

GÁLVEZ RUIZ, M.ª A. y SÁNCHEZ GÓMEZ, P. (Coords.) (2008). La Granada de Mariana Pineda: lugares, historia y literatura. Universidad de Granada.

GARRIDO CURIEL, F. (2016). Aspectos de la figura histórica de Mariana de Pineda en la cultura artística, literaria y teatral española [Tesis doctoral]. Universidad de Granada.

HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, C. (2009). Mariana Pineda en la palabra literaria. En M P. Celma Valero y M. Rodríguez Pequeño (Coords.), Vivir al margen: mujer, poder e institución literaria (pp. 281-289). Universidad de Valladolid.

PEÑA Y AGUAYO, J. de la y VIÑES MILLET, C. (2003). Doña Mariana Pinedanarración de su vida, de la causa criminal en la que fue condenada al último suplicio y descripción de su ajusticiamiento en 26 de mayo de 1831Granada: Port-Royal.

ROBERTSON, S. (1988). "Mariana Pineda": el romance popular y su 'retrato popular'Boletín de la Fundación Federico García Lorca, 2 (3), 88-106.

ZARDOYA, C. (1968)Mariana Pineda, romance trágico de la libertad. Revista Hispánica Moderna, 34, 471-497.

Transcripción

Marianita salió de Granada,     al encuentro salió un militar

y le dice: —Doña Marianita,     hay peligro, vuélvase usted atrás.

—El peligro es mu grande y no puedo     de bordar de este triste color.

El cuidado será cuidadoso,     cerraremos ventana y balcón—.

A eso llega la moza traidora,     a su ama un beso falso da,

Marinita cogió las pistolas     y a la moza un tiro le da.

Entre cuatro soldados traidores,     Marianita pa la cárcel va.

—Marianita, como no declares,     a la cárcel te vamos a llevar—.

La metieron en un cuarto sola     con los jueces (y) en declaración.

—Marianita, dime quién lo ha dicho.     –—Eso sí que no lo digo yo.

—Marianita, declara, declara.     —Señor juez, no puedo declarar;

declarando, morirían muchos     y así muero yo sola na más—.

Le pusieron sus hijos delante     por si algo podían conseguir,

y contesta tristosa y llorosa:     —No declaro, que quiero morir.

¡Ay, quitarme mis hijos delante!     Me se arranca hasta el corazón,

porque muere la que tanto tiempo     con sus pechos los alimentó—.

¡Ay, qué día más triste en Granada!,     que a las piedras la hicieron llorar,

que mataron a doña Marianita     solamente por no declarar.

Resumen de "Mariana Pineda"

En una secuencia que se omite en la mayoría de las versiones, Mariana Pineda decide bordar la bandera de la libertad por amor a su marido. Cierto día, sale a pasear y se encuentra con un militar que le advierte de que corre peligro y le aconseja que vuelva a casa. En algunas versiones, el militar le pide que le entregue su honor, pero ella se niega. Una vez llega a su casa, se encierra en un cuarto para bordar la bandera de la libertad. En ocasiones, se cuenta cómo Mariana es delatada por un poeta que escucha hablar a su marido sobre el bordado de la bandera o por una criada que sirve en casa, a la que Mariana mata. Algunos miembros de la autoridad se presentan en casa de Mariana, la prenden y la encierran en un calabozo. Tratan de convencerla para que declare y así evitar su muerte, pero ella se muestra firme, pues si confiesa, morirá mucha gente. En algunas versiones, la heroína envía una carta a la reina en la que le encomienda el cuidado de sus hijos. La reina, enternecida, manda que le muestren a los niños para que recapacite. En otras ocasiones, es un ministro de la justicia el que se emociona y trata de que los niños convenzan a Mariana. Sin embargo, ella se muestra inflexible y es ajusticiada. El verdugo le traspasa el cuello y muere. Se celebra su entierro y toda Granada la llora.