El cura sacrílego

Audio

Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 2373r

Informantes

Recopiladores

Bibliografía

IGRH: 0083

Otras versiones de "El cura sacrílego"

Álvarez Cárcamo (2019: 21.4); Atero Burgos (2003: n.º 80); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: p. 149); Manzano Alonso (2003: pp. 337-343); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 105); Pérez Rivera (2015: n.º 274); Pimentel García (2020: n.º 369); Piñero Ramírez (1996: n.º 77); Piñero Ramírez (2004: n.º 58); Piñero Ramírez (2013: n.º 74); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 96); Salazar (1999: n.º 223); Schubarth y Santamarina (1984: n.º 61); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 88).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

VALIENTE BARROSO, B. (2016). El romancero tradicional de Cantabria: el ciclo del tabú del incesto [Tesis doctoral]. Universidad Complutense de Madrid.

Transcripción

Esto era un cura, curita,     de la religión de Dios,

se enamoró de una niña     desde que la cristianó.

Estando la niña un día,     se estaba peinando al sol,

por allí pasó el curita,     por allí pasó el traidor.

—Dame, niña, de tu pelo,     de tu pelo un caracol—.

La niña, como era chica,     se lo cortó y se lo dio.

La ha cogido de la mano,     a su casa se la llevó,

la metió en un cuarto oscuro     sin darle luna ni el sol.

A la mañana siguiente,     el cura se alevantó

a decir misa del alba,     a decir misa mayor,

y estando diciendo misa,     una voz del cielo oyó:

—Salte ya, cura, curita;     salte ya, cura traidor,

que no puedes decir misa,     ni recibir al Señor—.

El cura salió corriendo,     pa su casa se marchó,

y al entrar en el cuarto oscuro     muerta fue y se la encontró.

—Vecinita, vecinita,     vecina del corazón,

que se me ha muerto mi niña,     la que más quería yo—.

El cura salió corriendo,     para Roma se marchó

a contarle al Padre Santo     todo lo que le ocurrió.

—Me enamoré de una niña     desde que se cristianó—.

Le ha echado de penitencia,     de penitencia le echó

que barriera los caminos     de Zaragoza a Aragón.

—Esa poca penitencia     no me la merezco yo—.

Le ha echado de penitencia,     de penitencia le echó

que se metiera en un horno     de la primera calor

y estando metío en el horno     una voz del cielo oyó:

—Salte ya, cura, curita,     salte ya, cura traidor,

que ya puedes decir misa     y recibir al Señor.

Resumen de "El cura sacrílego"

Un sacerdote se enamora de una niña desde que la bautiza. Cuando los padres de esta mueren, aprovecha para requerirla de amores. Un día en que la niña está peinándose al sol, la rapta, la lleva a su casa y la encierra en un cuarto oscuro. Cierto día de Semana Santa, el cura duerme con ella y, esa misma noche o a la mañana siguiente, descubre que la niña ha muerto. Pide ayuda a los vecinos para que saquen de allí el cadáver y lo entierren en secreto. En otras versiones, la niña se niega a acceder a los deseos del cura y este la encierra en un cuarto oscuro. Después de unos meses, ella consiente, pero, cuando el cura la toca, queda muerta. El sacerdote se marcha a la iglesia y, cuando se dispone a decir misa, oye una voz del cielo que le prohíbe seguir adelante. El sacerdote decide peregrinar hacia Roma para expiar sus pecados. En el camino se encuentra con un capuchino o con el papa que le impone dos o tres penitencias: barrer las calles que distan entre dos ciudades, fabricar un gran cirio cuyo pabilón sea él mismo y meterse en un horno. Cuando está desnudándose para cumplir el último encargo, una voz del cielo lo detiene y le asegura que ya puede volver a oficiar.