La fortuna de la Samaritana

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 2437r

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Bibliografía

IGRH: 0017

Otras versiones de "La fortuna de la Samaritana"

Álvarez Cárcamo (2019: 25.23); Fraile Gil (2010: n.º 152); Díaz (2007: A.6.1); Pimentel García (2020: n.º 275); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 154).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

PIÑERO RAMÍREZ, P. M. (2012). Motivos de la canción popular aseguran el código simbólico del romance. El caso de La Samaritana. Olivar, 13 (18), 295-316.

Transcripción

Ahora que vengo a este pozo,     me recreo con mirar

a esta orden esplendoso     y los pajarillos cantar,

las florecillas del campo     con su color cada cual.

—Oye, mujer, ahora     que te he visto llegar

tú que tienes soga y cántaro     —¿Me puedes dar de beber?

—No lo permita,     mejor quebraría el cántaro,

no te daría de beber     aunque te viera reventar.

—Si te he pedío de beber     no es por mi sed natural,

es la sed de mi Padre,     de mi Padre celestial,

que yo cuando quiero beberla     (……………………….)

pongo las manos en el pozo     y viene por mi propia voluntad.

Resumen de "La fortuna de la Samaritana"

La Samaritana se encuentra en su pozo cuando Jesús se le acerca para pedirle un poco de agua. La joven cree que se trata de un mozo que está intentando cortejarla y se niega, arguyendo que es una doncella honrada. Entonces, Cristo la reprende por haber dejado entrar a un mozo por su ventana la noche del Jueves Santo. En ocasiones, también le recrimina que haya dormido con varios galanes. La muchacha se sorprende de que conozca su falta y le pide que le revele su identidad. Él se identifica como Cristo y le hace saber que ella es la oveja perdida. La Samaritana le pide que la ampare. En otras versiones, la joven se desmaya al comprobar que Cristo conoce su secreto. Él le pide que se levante y la perdona.