Audio
Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
Se titula "Las dos hermanas" en las anotaciones de campo.
Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00031 24).
Bibliografía
IGRH: 0374
Otras versiones de "La hermana avarienta"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
ROMERO, F. (1979). Hacia una tipología de los personajes del Romancero. En D. Catalán, S. G. Armistead y A. Sánchez Romeralo, El Romancero hoy: Poética, 2º Coloquio internacional, Universidad de California, Davis (pp. 251-273). Madrid: Cátedra-Seminario Menéndez Pidal – University of California.
VALIENTE BARROSO, B. (2020). El romance La hermana avarienta en la tradición oral de Cantabria: Del intercambio simétrico a la insolidaridad social estructural. En S. Boto, J. A. Cid y P. Ferré (Coords.), Viejos son, pero no cansan. Novos estudos sobre o romanceiro. V Coloquio Internacional do Romanceiro, Coimbra, 22-24 de junho de 2017 (pp. 377-397). Fundación Ramón Menéndez Pidal – Centro de Investigação em Artes e Comunicação – Centro de Literatura Portuguesa – Instituto de Estudos de Literatura e Tradição. https://doi.org/10.34619/j07b-er05
Transcripción
Un rey tenía dos hijas, dos hijas solas tenía,
las casó con dos indianos que de las Indias venían.
El uno era cazador, el otro posibles tenía.
Se ha pasado mucho tiempo, que el cazador se moría.
Dijo que era de familia, dijo que era en compañía,
y el niñito más pequeño pide pan y no lo había.
—Anda, hijo de mi alma, anda vete en cá tu tía,
pa que te dé medio pan, que yo de hambre me moría.
—Madre, yo no voy solito, venga usted en mi compañía—.
Y agarrado de la mano a cá su hermana iba.
—Hermana, si eres mi hermana, me has de dar lo que te pida,
me has de dar un medio pan, que yo de hambre me moría.
—Mantente de la rueca como los otros se mantenían,
que otros de menos posibles de la rueca se valían—.
Se ha marchado para casa más triste que lo que iba,
y en el medio de la gente, gotas de sangre caían.
—¿Por qué lloras tú, mujer, por qué lloras, mujer mía?
¿Ha venido algún pobre en todos estos días?
—No ha venido ningún pobre, que ha sido una hermana mía,
a pedirme un medio pan que ella de hambre se moría;
yo no se le quise dar como a una desconocida.
—¡Ah! Pícara de mujer, ¡ah! Pícara indigna,
no se le das a tu hermana, se lo darás a la mía—.
Y ha cogido cinco panes, pa cá su cuñada iba,
todo lo ha hallado cerrado, ventanas y celosías.
En la ventana más alta que iba a dar a la cocina,
allí ha hallado cinco cuerpos y su madre en compañía.
—Toma, hijo, un cacho pan, tu tío te lo traía.
—Tío, ya no me hace falta, ellos están en la otra vida,
y mi tía la malvada en los infiernos estaría.