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Notas
Se titula “Los nefastos amoríos” en las anotaciones de campo.
Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00031 33).
Bibliografía
Otras versiones de "Amores estorbados por un padre cruel"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
—¿Cómo es que tienes valor, hija perversa y malvada?
Con un miserable obrero (y) en relaciones te hallas.
Si es que quieres ser casada, yo te buscaré un marido
que tenga mucho dinero y se casará contigo.
—Para mí, padre mío, las riquezas no valen nada,
pues ellas tienen la culpa de las mayores desgracias.
Yo en todo le obedezco, pero eso no me lo pida,
que aunque él sea pobre, es rico de corazón—.
El padre, muy enrabiao, en un cuarto la metió
sin comer y sin beber a la infeliz Isabel.
Y al cabo de los ochos días, en el cuarto penetró
aquel padre sin entrañas, de esta manera le habló:
— Isabel, estás muriendo, ¿cómo eres tan desgraciada?
Maldito sea ese hombre que te trae trastornada—.
Y la joven le contesta: ...........................
—Yo estoy fuera de este mundo, la vida ya se me acaba
y muero sin poder ver al hombre que tanto amaba—.
El joven, que se enteró de la muerte de su amada,
(y) como una fiera humana muy pronto se dirigió
en casa de aquel malvado, de esta manera le habló:
—Padre de malas entrañas, padre de mal corazón,
que a tu hija lo has matado sin tenerlo compasión,
pero yo te juro que ahora su muerte he de vengar—.
Y sacando un cuchillo lo atraviesa al corazón,
y al ver que muerto se hallaba, de aquella casa salió.
Resuelto y sin vacilar, al cementerio marchó.
Y en la tumba de su amada de rodillas se postró
y llorando como un niño, de esta manera exclamó:
—Isabel de mi alma, tu muerte ya he vengado,
tú has muerto por mi amor, yo vengo a morir a tu lado—.
Y con el mismo cuchillo, un fuerte golpe se daba
cayendo muerto en la tumba de aquella que fue su amada.
Y en el mismo momento papel y lápiz sacó,
y con mano temblorosa estas líneas escribió:
—No llores ni tengas pena, adiós, madre querida,
pues tu hijo se va del mundo cuando más falta te hacía.
Ya sabes que por mi culpa su vida sacrificó
la mujer que yo quería con todo mi corazón.
No llores ni tengas pena, adiós, madre querida.