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Bibliografía
IGRH: 0512
Otras versiones de "El milagro del trigo"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
ATERO BURGOS, V. (1988). El romance de La huida a Egipto en cuatro versiones gaditanas: sus variantes con otras formas hispánicas. Guiniguada, 4, 51-71.
HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, A. (2006). El milagro del trigo: de los evangelios apócrifos al folklore y la literatura. Culturas Populares, 3. Recuperado de: El milagro del trigo: de los evangelios apócrifos al folklore y la literatura (uah.es)
MINGOTE, J. L. (1986). Iconografía y tradición oral. El milagro del campo de trigo en la huida a Egipto. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 41, 109-133.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
VERGARA, F. y FRAILE, J. M. (1984). El milagro del trigo, un tema apócrifo. Revista de Folklore, 44 (4b), 45-52.
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Transcripción
Camina la Virgen pura por un estrecho camino,
huyéndole al rey Helordes, que no le quiten su niño,
y al niño lo llevan con grandes cuidaos
porque el rey de Helordes quiere degollarlo.
Caminan hacia delante y, a un labrador que vieron,
la Virgen le ha preguntado: —Labrador, ¿qué estás haciendo?;
y el labrador dice: —Señora, sembrando
(y) un pezjuar de piedras para el otro año—.
Y fue tan grande el castigo que el Señor le echó de piedras,
que parecía la haza una grandísima sierra,
y ese fue el castigo que el Señor le echó
por ser mal hablado aquel labrador.
Siguieron hacia delante, a otro labrador que vieron,
la Virgen le ha preguntado: —Labrador, ¿qué estás haciendo?;
y el labrador dice: —Señora, sembrando
(y) un pezjuar de trigo para el otro año—.
A la mañana siguiente el labrador fue a su casa
contándole a la mujer todito lo que le pasa.
—(Y) eso no se ha visto, ni se puede ver
en tan poco tiempo sembrar y coger—.
A la mañana siguiente, el labrador fue a la plaza
en busca siete ocho hombres pa que le sieguen la haza,
y eso no se ha visto ni se puede ver
en tan poco tiempo sembrar y coger.
A la mañana siguiente vieron a tres a caballo,
una mujer y un hombre y un niño van preguntando;
y el labrador dice: —Cierto que los vi,
que estando sembrando pasó por aquí—.
Rodearon los caballos llenos de ira y de rabia
porque no pudieron lograr el intento que llevaba,
y el intento era llevárselo preso
para degollar al rey de los cielos.