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Notas
Se titula “La Virgen y el labrador” en las anotaciones de campo.
Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00034 36).
Bibliografía
IGRH: 0512
Otras versiones de "El milagro del trigo"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
ATERO BURGOS, V. (1988). El romance de La huida a Egipto en cuatro versiones gaditanas: sus variantes con otras formas hispánicas. Guiniguada, 4, 51-71.
HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, A. (2006). El milagro del trigo: de los evangelios apócrifos al folklore y la literatura. Culturas Populares, 3. Recuperado de: El milagro del trigo: de los evangelios apócrifos al folklore y la literatura (uah.es)
MINGOTE, J. L. (1986). Iconografía y tradición oral. El milagro del campo de trigo en la huida a Egipto. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 41, 109-133.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
VERGARA, F. y FRAILE, J. M. (1984). El milagro del trigo, un tema apócrifo. Revista de Folklore, 44 (4b), 45-52.
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Transcripción
Camino de Egipto van huyendo del rey Herodes,
camino de Egipto van perseguidos de ladrones.
Y al niño le llevan con mucho cuidado,
porque el rey Herodes quiere destrozarlo.
A pocos pasos que anduvo, con un labrador se vieron,
la Virgen le preguntó: —Labrador, ¿qué estás haciendo?—.
Y el labrador dice: —Señora, sembrando
un poco de piedra para que a otro año—.
Fue tanta la confusión que el señor echó de piedra,
que parecía un peñón de una grandísima sierra.
Este es el castigo que el señor le dio
por ser malhablado aquel labrador.
A pocos pasos que anduvo, a otro labrador se vieron,
la Virgen le preguntó: —Labrador, ¿qué estás haciendo?
Y el labrador dice: —Señora, sembrando
un poco de trigo para que a otro año.
—Pues ve mañana a segarlo y no tengas detención,
porque el milagro le hace el supremo creador,
........................... el sol de los soles,
el que nos alumbra con sus resplandores—.
Dese otro día temprano fueron a segar el trigo,
se quedaron admirados al ver tan grande prodigio,
el que nunca han visto ni esperaban ver
en tan poco tiempo trigo como aquel.
Estando segando el trigo vinon cuatro de a caballo
por una mujer y un niño y un viejo van preguntando:
—Si es que les han visto. —Cierto es que les vi,
sembrando este trigo vinon por aquí—.
Relinchaban los caballos, dos mil reniegos echaban
en ver que no había logrado el intento que llevaban.
El intento era de cogerles presos
para degollarle al rey de los cielos.