En el pueblo de Rubena

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 2528r

Informantes

Notas

Se titula “El confitero Conrado” en las anotaciones de campo.

Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00035 11).

Bibliografía

IGRH: 0000

Otras versiones de "En el pueblo de Rubena"

Manzano Alonso (2003: pp. 489-490); Pimentel García (2020: n.º 551).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

En el pueblo de Rodena,     señores, voy a explicar

estos sucesos tan tristes     con toda la libertad.

Estén atentos, señores,     para explicar este cuadro,

del hecho que cometieron     estos dos enamorados;

por quererse con amor     y con verdadera gana,

hoy se halla presa y cautiva     esa joven gitana.

Esta tomó relaciones      con un joven confitero,

es natural de Madrid     y se amaban muy placenteros.

A la joven la maltratan     sus padres con falsedad

para quitarla ese gusto    y no dejarla casar.

Ella le dice a sus padres     con alegría y salero:

—No me maltrate usted, padre,     que yo quiero al confitero,

yo no le pido dinero     ni haciendas para labrar,

solo quiero ser a gusto      con quien yo me he de casar.

Su padre le ha contestado       con soberbia y con certeza:

Te has de casar a mi gusto     para en el mundo vivir;

si al confitero no olvidas,     de pena vas a morir.

Haga de mí lo que quiera,     mi novio ha de ser Conrado,

y antes de que pase este año,     ha de ser mi esposo amado.

Su padre con grande ira     la ropa se la quitó,

y en la habitación oscura,     allí dentro la metió.

Ahí te quedas encerrada     para ya nunca salir,

si al confitero no olvidas,     de pena vas a morir.

Conrado escribió una carta     con la firma de un pariente,

diciéndola: Primana,     pronto he de pasar a verte.

Sé que has estado en peligro     por tu larga enfermedad,

la culpa tienen sus padres     por no dejarla casar.

Tan pronto como la carta     su padre la repasó:

—Esta es la del novio a quien tú amas,     esto no lo aguanto yo.

Antes que llegue la noche,     yo te tengo de amarrar,

si al confitero no olvidas,     con la vida pagarás—.

Haga de mí lo que quiera,     mi novio ha de ser Conrado,

y antes de que pase este año,     ha de ser mi esposo amado.

Su padre con grande ira     la ropa se la quitó,

y en la habitación oscura,     allí dentro la metió.

Ahí te quedas encerrada     para ya nunca salir,

si al confitero no olvidas,     de pena vas a morir.

Quince días la ha tenido     en la habitación cerrada,

y muy pocos alimentos,     los que ha esta joven la daba;

entre suspiros y llantos,     solita se consolaba:

—¡Sáqueme de esta prisión,     padre mío, si es mi padre,

que me oiga los suspiros     esa tan querida madre.

—Ahora te voy a sacar,     pero me dirás primero,

y tú me darás palabra     de olvidar al confitero—.

—Sí, padre, por Dios lo afirmo,     por la sangre de mis venas,

que no quiero relaciones     por estar llena de pena—.

La sacaron de la cama     a aquel bello serafín,

llaman al facultativo    que había en la población.

Y el médico don Manuel     en seis días la ha curado,

y antes de hacer los ocho,     esta de alta le ha dado.

[Com.: Pero ella dijo al médico lo que sentía.]     

Y el médico la pregunta     a aquel bello serafín:

¿Qué sientes o qué padeces?     Joven, declárate a mí.

La joven se volvió al punto,     al punto para otro lado,

y esta le ha dicho en secreto     los amores de Conrado.

—Es una pena muy grande     y dolores para mí,

que si usted no me les cura,     de pena voy a morir—.

El médico don Manuel     en seis días la ha curado,

antes de hacer los ocho,     esta de alta la ha dado.

Puede salir a paseo     para que le den los aires,

y vivir con alegría     y se curará por cierto.

La sacaron de paseo     y sus padres la acompañan,

y a larga distancia vio     al joven que tanto amaba.

Sus padres nada observaron,     y en eso menos pensaban

que Ana se hubiera visto     con aquel que tanto amaba.

Resumen de "En el pueblo de Rubena"

Una muchacha de posibles mantiene relaciones con un confitero. Sus padres se oponen a la relación y maltratan a la joven. Ella se niega a dejar a su novio, así que su padre decide encerrarla para que recapacite. Pasado un tiempo, la joven promete olvidar a su amado y la liberan de su encierro. El doctor la reconoce y le asegura que le vendrá bien pasearse. Una tarde en que sale a pasear con sus padres, su amado se acerca y ambos se contemplan en la distancia. Después, la joven recibe una carta del confitero en la que le asegura que pronto irá a verla. Por desgracia, el padre de la joven descubre la esquela y, enfurecido, la amenaza de muerte. La muchacha huye a casa del juez, donde comienza a trabajar como sirvienta. Una mañana escapa con su enamorado al monte. Una vez allí, la joven le pide que la asesine porque no puede soportar tanto sufrimiento. El muchacho cumple su deseo y, acto seguido, se suicida. En otras versiones, después de que el padre amenace a la joven, esta le escribe explicándole que su amor es imposible. El novio le contesta que esta será la última carta que reciba, pues va a quitarse la vida con un revólver.