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Notas
Se titula “El confitero Conrado” en las anotaciones de campo.
Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00035 10).
Bibliografía
IGRH: 0000
Otras versiones de "En el pueblo de Rubena"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
En el pueblo de Rodena, señores, voy a explicar
estos sucesos tan tristes con toda la libertad.
Estén atentos, señores, para explicar este cuadro
del hecho que cometieron estos dos enamorados;
por quererse con amor y con verdadera gana,
hoy se halla presa y cautiva, esa joven gitana.
Esta tomó relaciones con un joven confitero,
es natural de Madrid, y se amaban muy placenteros.
A la joven la maltratan sus padres con falsedad
para quitarla ese gusto y no dejarla casar.
Ella les dice a sus padres con alegría y salero:
—No me maltrate usted, padre, que yo quiero al confitero,
yo no le pido dinero ni haciendas para labrar,
solo quiero ver a gusto con quien yo me he de casar—.
Su padre le ha contestado con soberbia y con certeza:
—Si tú te casas con él, te cortaré la cabeza.
Te has de casar a mi gusto para en el mundo vivir;
si al confitero no olvidas, de pena vas a morir—.
Conrado escribió una carta con la firma de un pariente,
diciéndola: —Primana, pronto he de pasar a verte.
Sé que has estado en peligro por tu larga enfermedad,
la culpa tienen tus padres por no dejarte casar—.
Tan pronto como la carta su padre la repasó:
—Esta es del novio a quien tú amas, esto no lo aguanto yo.
Antes que llegue la noche, yo te tengo de amarrar,
si al confitero no olvidas, con la vida pagarás—.
Quince días la ha metido en la habitación cerrada,
y muy pocos alimentos los que a esta joven la daba;
entre suspiros y llantos, solita se consolaba:
—Sáqueme de esta prisión, padre mío, si es mi padre,
que me oiga los suspiros esa tan querida madre.
—Ahora te voy a sacar, pero me dirás primero,
y tú me darás palabra de olvidar al confitero—.
—Si padre, por Dios lo afirmo, por la sangre de mis venas,
que no quiero relaciones por estar llena de pena—.
La sacaron de la cama a aquel bello serafín…