San Antonio y los pájaros

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Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00035 12).

Bibliografía

IGRH: 0194

Otras versiones de "San Antonio y los pájaros"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 4024); Alcalá Ortiz (2006: pp. 138-149); Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 35); Atero Burgos (2003: n.º 71); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 130); Benítez Sánchez (1999: pp. 277-278); Benítez Sánchez (2000: pp. 270-273); Checa Beltrán (2005: n.º 21); Díaz (2007: C.1); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 17-21); Esteve Faubel (1998: pp. 1206-1209); Foxo (2011: pp. 68-69); Gómez Garrido (2012: n.º 160); Heredia Menchero (2017: n.º 70); Hernández Fernández (2010: n.º 25-26); Majada Neila (1984: n.º 45, 46); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 194); Moreno Moreno (2016: n.º 92); De Mur Bernad (2015: n.º 75, 76); Nieves Martín (2010: n.º 517); Pimentel García (2020: n.º 332); Piñero Ramírez (1996: n.º 69); Piñero Ramírez (2004: n.º 53); Piñero Ramírez (2013: n.º 122); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: pp. 126-127); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 79); Rico Beltrán (2009: n.º 102); Schubarth y Santamarina (1986: n.º 74a); Trapero (2000a: n.º 203); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 198); Trujillo Pacheco (2017: n.º 58).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

RODRÍGUEZ PASTOR, J. (1996). Algunas manifestaciones folkloricas en torno a san Antonio de Padua. Revista de Folklore, 16 (186), 84-98.

TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.

Transcripción

Divino Antonio precioso,     suplicad a Dios inmenso,

que por su gracia divina     alumbre mi entendimiento

para que mi lengua     refiera el milagro,

que en el huerto obraste     de la edad de ocho años.

Desde niño fue nacido     con mucho temor de Dios, 

de sus padres estimado     y del mundo admiración.

Fue caritativo     y perseguidor

de todo enemigo     con mucho rigor.

Su padre era un caballero     cristiano, honrado y prudente

que mantenía su casa     con el sudor de su frente.

Y tenía un huerto     donde recogía

cosechas y frutos     que el tiempo traía.

Una mañana un domingo,     como siempre acostumbraba, 

se marchó su padre a misa,     cosa que nunca olvidaba.

Y le dijo: Antonio,     ven acá, hijo amado,

escucha, que tengo     que darte un encargo.

Mientras que yo estoy en misa,     gran cuidado has de tener,

mira que los pajarcitos     todo lo echan a perder.

Entran en el huerto,     comen el sembrado,

por eso te encargo     que tengas cuidado—.

Cuando se ausentó su padre     y a la iglesia se marchó,

Antonio queda cuidando,     y a los pájaros llamó.

—Venid, pajarcitos,     dejad el sembrado,

que mi padre ha dicho     que tenga cuidado—.

Y al ver venir a su padre,     luego les mandó callar,

llega su padre a la puerta     y le empezó a preguntar:

—¿Qué tal, Antoñito,     qué tal hijo amado,

has cuidado bien     lo que te he encargado?—.

El hijo le contestó:     Padre, no tenga cuidado,

que para que no hagan mal     todos les tengo encerrados—.

Su padre que vio     milagro tan grande,

al señor obispo     trató de avisarle.

Ya baja el señor obispo     con grande acompañamiento,

quedando a todos los confusos     al ver tan grande portento.

Abrieron ventanas,     puertas a la par,

pobrecillas aves,     se quieren marchar.

Antonio les contestó:     —Señores, nadie se agravie,

que los pájaros no salen     mientras que yo no les mande—.

Se puso a la puerta,     y les dice así:

—¡Vaya, pajarcitos,     ya podéis salir!—. [Com. 1]

Salgan cigüeñas con orden,     gávilas, grullas y garzas,

gavilanes y avutardas,     lechuzas, tórtolas y grajas.

Salgan los gorriones     y las codornices,

y las concubardas     y las perdices. [Com. 2]

Salga el cuco y el milano,     ruiseñor, pastor y andarríos,

canarios y ruiseñores,     tordo, ruiseñor y mirlo. [Com. 3]

Al instante que salieron,     luego les mandó callar,

escuchando a san Antonio     para ver lo que dispone.

San Antonio dice:    —No entréis en sembrado,

iros a los montes,     prados y sembrados—.

Todos al alzar el vuelo,     cantan con mucha alegría,

despidiéndose de Antonio     y de toda su compañía. [Com. 4]

El señor obispo,     al ver tal milagro,

por diversas partes     mandó publicarlo.

Árbol de grandiosidades,     fuente de caridad,

depósito de bondades,     padre de hermosa verdad,

Antonio divino,     por tu intercesión,

todos merezcamos     la eterna mansión.

 

[Com. 1: Los pájaros no les sé todos.]

[Com. 2: Ya no sé más.]

[Com. 3: Esas ya no las sé. Yo todas esas no las sé.]

[Com. 4: Ya no | Yo no sé más ya.]

Resumen de "San Antonio y los pájaros"

El padre de san Antonio acude un domingo a misa y le encomienda a su hijo que tenga cuidado de que las aves no estropeen el sembrado. El niño llama a los pájaros y los encierra dentro de una habitación. Cuando Antonio ve que su progenitor vuelve a casa, manda callar a las aves. El padre le pregunta si ha cumplido con su encargo y el niño le contesta que tiene a los pájaros encerrados en una habitación. El padre queda estupefacto y llama al obispo para que vea el milagro. Una vez en casa de Antonio, el obispo y sus acompañantes abren las ventanas y las puertas para que las aves se marchen, pero Antonio asegura que no lo harán hasta que él no lo ordene. A continuación, el niño les pide a las aves que salgan. Estas lo hacen y se reúnen fuera de la habitación esperando nuevas instrucciones del santo. Este les ordena que se marchen sin picar en los sembrados. Los pájaros se despiden y se marchan.