Los dos hermanos huérfanos

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 2539r

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Notas

Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00036 14).

Transcripción

Día dieciséis de mayo,     qué día tan desgraciado, 

para cuantos infelices     la muerte les ha causado. 

Aquel día en Zaragoza     hubo un sangriento ataque, 

donde hubo muchos heridos     y muertos hubo bastantes. 

Cuando se acabó el combate,     todo se vino a saber,

y aquel feliz matrimonio     había muerto también.

De aquel feliz matrimonio     ha quedado dos pequeñuelos,

el mayor de nueve años,     sin más amparo que el cielo.

Un domingo por la mañana     (y) al pie de la sepultura,

decían estas palabras     aquellas dos criaturas:

Madrecita de mi alma,     padre de mi corazón,

desde que ustedes murieron,     se acabó nuestra ilusión.

Antes cuando ustedes vivían,     to el mundo nos apreciaba, 

desde que ustedes murieron,     nadie nos mira a la cara.

Como somos pequeñitos     y no sabemos coser, 

andamos to desgarrados     y desnudos a la vez;

todos los días nos vamos     a por rancho al cuartel, 

y el día que no le hay,     a la cama sin cenar.

Gracias a algunos soldados     que nos tienen compasión,

y algunos días nos dan     algún pan de munición. 

Cuando una madre se muere,     ni un hijo debe quedar, 

tos los hijos por delante     para que no sufran más. 

Resumen de "Los dos hermanos huérfanos"

En Zaragoza se produce un combate sangriento. Un matrimonio muere en la refriega, dejando huérfanos a sus dos hijos. Los chiquillos visitan las tumbas de sus padres. Se lamentan de su extrema pobreza y su desnudez. Se alimentan con el rancho del cuartel y el pan que les ofrecen algunos soldados compasivos. Los niños exclaman que los hijos deben morir antes que los padres para no sufrir penurias.