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Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00037 01).
Bibliografía
IGRH: 5057
Otras versiones de "Hija defensora de su honra"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
En Ceclavín, señores, se cometió
un crimen fatal y triste, pero fue por defender su honor.
En dicho pueblo habitaba una viuda mala sin piedad,
una hija que ella tenía, su hermosura trató de manchar.
Por interés de cien duros que un infame traidor la ofreció,
esta madre y santa quería que su hija manchara su honor.
—Hija del alma, de ti enamorado está
un caballero muy rico que cien duros por tu honor me da.
—Convéncete, hija mía, baila —dice la madre cruel—,
que nos da mucho dinero y eso nadie lo puede saber—.
Y la joven la contesta con desdén y sobrevalor:
—Antes pierdo mil veces la vida de que nadie atropelle mi honor—.
La madre infame al punto la contestó:
—Si no te entregas, te mato, conque otorga y te será mejor―.
Enseguida aquella madre al señor corriendo fue a buscar
y le dijo: —Caballero, esta noche a las diez puede ir,
que si mi hija no quiere entregarse en mis brazos tiene que morir—.
Pero la joven preparada estaba ya
con un puñal de dos filos para su honra poder libertar.
Al entrar el caballero, —Baila —dice la madre cruel—,
vamos, hijita del alma, no seas tonta y entrégate a él―.
Y entonces la hermosa joven, más valiente y bizarra que el sol,
a su madre luego sin tardanza, dieciséis puñaladas la dio.
........................... El caballero de escaparse intentó
y agarrándole la joven, con la llave la puerta cerró.
El caballero al momento cayó al suelo triste y sin sentido:
—Perdóname, blanca joven, baila —dice triste y afligido—,
mira que tengo tres hijos que ignorantes de todo esto son,
y en un ángel tan puro y tan bello, pero que exista tan mal corazón—.
Pero la joven al punto le contestó:
—Yo no puedo perdonar al que tanto daño me causó;
ya sabe que por usted, yo la muerte infame le di,
porque quiso que dejara de que usted abusara de mí,
así es que ahora le asesino pa que pague su villana acción,
que es injusto que muera en mis brazos el que tanto daño me causó—.
........................... Diez puñaladas le pegó sin vacilar
aquella valiente joven al que su honra trató de manchar.
Cuando muerto le dejó, ella misma dar parte se fue,
con el rostro sin igual de este modo le habló al señor juez:
—Sepa que a mi pobre madre yo la muerte y santa le di,
porque quiso que yo dejara que un infame abusara de mí.
Yo pobre soy, y usted como juez severo,
ha de saber que la honra no se paga con ningún dinero.
Así es que ahora, señor juez, haga usted lo que quiera de mí,
que es injusto que yo también pague el delito que yo cometí—.
La meten en el calabozo, su alma pura entregó al Señor,
una carta ha dejado que a cualquiera le causa dolor:
“Adiós, madre traidora, tú fuiste la culpable de mi perdición.
Madre, yo te asesiné porque mi honor vendiste,
infame valor tuviste, pero yo lo castigué.
Mientras viva yo sentiré la muerte que yo la di,
porque la pobre de ella con sus pechos me crio a mí,
pero también me vendió el honor con que nací”.