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Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00037 07).
Bibliografía
IGRH: 0461
Otras versiones de "La mujer del molinero y el cura"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
BAUTISTA RODRÍGUEZ, J. (2020). El cuento de Mariquita triqui traca (ATU 1730C*) y el romance de La mujer del molinero y el cura: cultura popular, anticlericalismo y biopolítica. Boletín de Literatura Oral, 10, 87-108.
HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, A. (2010). Romancero murciano de tradición oral. Entnografía y aplicaciones didácticas. En M. Masera y J. M. Pedrosa Bartolomé (Eds.), El jardín de la Voz: Biblioteca de Literatura Oral y Cultura Popular, 8. Universidad de Alcalá – Insituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM – Centro de Estudios Cervantinos.
MERINO MADRID, A. (2000). Fuentes literarias escritas para dos romances de la tradición oral de los Pedroches. En J. Criado Costa, Crónica de Córdoba y sus pueblos, VI, (pp. 345-355). Córdoba: Diputación Provincial.
REDONDO, A. (1983). De molinos, molineros y molineras: Tradiciones folklóricas y literatura en la España del Siglo de Oro. En Literatura y folklore (pp. 99-115). Universidad de Salamanca.
RÍO CABRERA, J. A. (1989). Líneas convergentes en la cuentística y en el romancero andaluz: los temas anticlericales. En P. M. Piñero Ramírez (Ed.), El Romancero. Tradición y pervivencia a fines del siglo XX: Actas del IV Coloquio Internacional del Romancero (Sevilla - Puerto de Santa María - Cádiz, 23-26 de junio de 1987) (pp. 553-558). Fundación Machado – Universidad de Cádiz.
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Transcripción
¿Cómo quieres que te cuente la canción del entremés,
lo que pasa a un tahonero en casa con su mujer?
La visita un señor cura, pisarla quiere en el pie:
—Deja, mujer, que te pise, si te da bien de comer—.
Se guisaron unos pollos con su azúcar y su miel.
Ya que les están comiendo, a la puerta llamó Andrés:
—Señor cura, mi marido, ¿dónde le meteré a usted?
Métase en ese costal, arrimado a la pared—.
Como casa de tahona, no le echará muy de ver:
—Buenas noches, mi marido. —Buenas las tenga, Isabel.
― Dime, ¿qué hay en el costal arrimado a la pared?
― Fanega y media de trigo que me han traído a moler.
—Sea trigo o no lo sea, mis ojos lo quieren ver—.
Al desatar el costal, la corona se le ve.
—Buenas noches, señor cura. ― Buenas las tengas, Andrés.
El cura se fue pa casa, buenos palos dio a Isabel.
Desotro día temprano, a la Iglesia fue Isabel:
—Buenos días, señor cura. —Buenos les tenga, Isabel.
—Aunque mil años viviera, no me engaña usted otra vez.