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Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
avetardas por avutardas
vilano: “desus. milano (ǀǀ ave)” (DRAE, 2014: p. 2244)
gurrapatos por burlapastor: se refiere al chotacabras o engañapastores; este último nombre se debe a la costumbre que tiene de alzar el vuelo ante un inminente peligro; también se le llama chotacabras por la creencia popular de que mamaba del ganado doméstico (Roger Peterson, Guy Montfort y P. A. D. Hollom (1967): Guía de campo de las aves de España y demás países de Europa, 2.ª ed. basada en la ed. inglesa revisada y ampliada en colaboración con J. J. Ferguson-Lees y D. J. M. Walace, traducción y adaptación española por Mauricio González Díez, Barcelona, Omega: pp. 218-219. Vid. también Luis F. Basanta Reyes (1986): Fauna de Castilla-La Mancha. Aves I, Toledo, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha: pp. 128-129)
andarríos: “Ave limícola del orden de las caradriformes, de unos 20 o 30 cm de longitud, coloración parda y pico y patas largos, que se alimenta de pequeños invertebrados que encuentra picoteando en las orillas de los ríos y lagos y en la arena de las costas” (DRAE, 2014: 144)
fanfarrón: tal vez se refiere al gafarró, nombre catalán del verdecillo (Guía de campo..., p. 335)
carbonitas por canderinas o calderillas: vez se refiere al jilguero, llamado cadernera en catalán (Guía de campo..., p. 337)
cogujadas: son aves más regordetas y algo más claras de plumaje que las alondras; se distinguen por la cresta larga y empinada y el pico bastante largo ligeramente curvado (Guía de campo..., p. 236)
Bibliografía
IGRH: 0194
Versión publicada en Anaya Flores (2016: pp. 361-362).
Otras versiones de "San Antonio y los pájaros"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
RODRÍGUEZ PASTOR, J. (1996). Algunas manifestaciones folkloricas en torno a san Antonio de Padua. Revista de Folklore, 16 (186), 84-98.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
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Transcripción
Divino Antonio precioso, suplicado a Dios inmenso
que por su gracia divina (y) alumbra mi entendimiento,
para que mi lengua refiera el milagro
que en el güerto obraste de edad de ocho años.
Desde niño fue criado con mucho temor de Dios,
de sus padres estimado y del mundo admiración.
Fue caritativo y perseguidor
de todo enemigo con mucho reigor.
Su padre era un caballero cristiano, honrado y prudente,
que mantenía su casa con el sudor de su frente.
Y tenía un güerto donde allí cogía
cosechas y frutas que el tiempo traía.
Una mañana un domingo, como siempre acostumbraba,
se marchó su padre a misa, cosa que nunca olvidaba.
Y le dijo: —Antonio, ven aquí, hijo amado,
escucha que tengo que darte un recado.
Mientras que yo esté en misa, gran cuidado has de tener,
mira que los pajaritos todo lo echan todo a perder.
Entran en el güerto, pican el sembrado,
por eso te encargo que tengas cuidado—.
Ya llegó su padre a misa y a la iglesia se sentó;
Antonio quedó cuidando y a los pájaros llamó:
—Venir, pajaritos, dejar el sembrado,
que mi padre ha dicho que tenga cuidado—.
Por aquellas cercanías ningún pájaro quedó,
porque todos acudieron a la voz que Antonio dio.
Al ver venir a su padre, todos los mandó callar;
llegó su padre a la puerta y le empezó a preguntar:
—¿Qué tal, Antoñito, qué tal, hijo amado,
has cuidado bien de los pajaritos?
—Eso de los pajaritos, padre, no tengas cuidado,
que para que no hagan mal todos los tengo encerrados—.
Su padre que vio milagro tan grande,
(y) al señor obispo trató de avisarle.
Ya viene el señor obispo con grande compañamiento;
quedaron todos confusos al ver tan grande potento.
Abren las ventanas, puertas a la par,
por ver si las aves se quieren marchar.
Antonio les dijo a todos: —Señores, nadie se agravie,
los pajaritos no salen ínter que yo no lo mande—.
Se pone a la puerta y les dice así:
—Vaya, pajaritos, ya podís salir.
Salgan cigüeñas con orden, águilas, grullas y garzas,
gavilanes y avetardas*, lechuza, mochuelo y graja;
salga el cuco y el vilano*, gurrapatos* y andarríos*,
canarios y ruiseñores, tordo, fanfarrón* y mirlo;
salgan verderones y las carbonitas*
y las cogujadas* y las golondrinas—.
Y al momento que salieron, todos juntitos se ponen,
escuchando a san Antonio y a ver lo que les dispone.
San Antonio dice: —No entréis en sembrado,
veros por los montes, ríos y los prados—.
Y al tiempo de alzar el vuelo cantan con dulce alegría,
despidiéndose de Antonio y toda su compañía.
Antonio divino, por tu entirsición
todos merezcamos la eterna mensión.