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Notas
Andarríos: “Ave limícola del orden de las caradriformes, de unos 20 o 30 cm de longitud, coloración parda y pico y patas largos, que se alimenta de pequeños invertebrados que encuentra picoteando en las orillas de los ríos y lagos y en la arena de las costas” (DRAE, 2014: p. 144)
Corderillas por canderinas: tal vez se refiere al jilguero, llamado cadernera en catalán (Roger Peterson, Guy Montfort y P. A. D. Hollom, Guía de campo de las aves de España y demás países de Europa, 2.ª ed. basada en la edición inglesa revisada y ampliada en colaboración con J. J. Ferguson-Lees y D.J.M. Walace, traducción y adaptación española por Mauricio González Díez, Barcelona, Omega, 1967: p. 337).
Coguajadas por cogujadas: son aves más regordetas y algo más claras de plumaje que las alondras; se distinguen por la cresta larga y empinada y el pico bastante largo ligeramente curvado (Guía de campo..., p. 236)
Bibliografía
IGRH: 0194
Versión publicada en Anaya Flores (2016: pp. 342-343).
Otras versiones de "San Antonio y los pájaros"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
RODRÍGUEZ PASTOR, J. (1996). Algunas manifestaciones folkloricas en torno a san Antonio de Padua. Revista de Folklore, 16 (186), 84-98.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
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Transcripción
Padre mío san Antonio, implorad a Dios inmenso
que con tu gracia divina alumbre mi entendimiento,
para que mi lengua refiera el milagro
que en el güerto oblaste de edad de ocho años.
Desde niño fue creado con mucho temor de Dios,
fue querido de sus padres y del mundo admiración.
Fue caritativo y perseguidor
de todo enemigo con mucho reigor.
Su padre fue un caballero cristiano, honrado y prudente,
que mantenía su casa con el sudor de su frente.
Y tenía un güerto de donde cogía
cosechas y frutos que el tiempo traía.
Por la mañana un domingo, como siempre acostumbraba,
se marchó su padre a misa, cosa que nunca olvidaba.
Y le dijo: —Antonio, ven acá, hijo amado,
escucha que tengo que darte un recado.
Mientras que yo voy a misa, gran cuidado has de tener,
mira que los pajaritos todo lo echan a perder.
Entran en el güerto, pican el sembrado,
por eso te encargo que tengas cuidado—.
Cuando se ausentó su padre y a la iglesia se marchó,
Antonio quedó cuidando y a los pájaros llamó:
—Venid, pajaritos, dejar el sembrado,
que mi padre ha dicho que tenga cuidado.
Para que yo mejor pueda cumplir con mi obligación,
voy a encerraros a todos dentro de esta habitación—.
Y a los pajaritos entrar les mandaba
y ellos, muy humildes, en el cuarto entraban.
Por aquella cercanía ningún pájaro quedó,
porque todos acudieron cuando Antonio los llamó.
Lleno de alegría Antoñito estaba
y los pajaritos alegres cantaban.
Cuando su padre se acerca, todos los mandó callar;
llegó su padre a la puerta y comenzó a preguntar:
—Ven acá, Antoñito, dime, hijo amado,
¿de los pajaritos qué tal has cuidado?—.
El niño le contestó: —Padre, no tengas cuidado,
que para que no hagan mal todos los tengo encerrados—.
El padre que vio milagro tan grande,
al señor obispo trató de avisarle.
Acudió el señor obispo con gran acompañamiento,
quedando todos confusos al ver tan grande portento.
Abrieron ventanas, puertas a la par,
por ver si las aves querían marchar.
Antonio les dice entonces: —Señores, nadie se agravie,
los pájaros no se marchan hasta que yo se lo mande—.
Se puso a la puerta y les dijo así:
—Vamos, pajaritos, ya podéis salir.
Salgan con orden cigüeñas, águilas, grullas y garzas,
gavilanes, avutardas, lechuza, mochuelo y grajos;
salgan las urracas, tórtolas, perdices,
palomas, gorriones y las codornices;
salgan cucos y milanos, salgan patos, andarríos*,
canarios y ruiseñores, tordos, jilgueros y mirlos;
salgan verderones y las corderillas*,
salgan coguajadas* y las golondrinas—.
Al instante que salieron, todos juntitos se ponen,
escuchando a san Antonio para ver lo que dispone.
Antonio les dice: —No entréis en sembrado,
marchar por los montes, por campos y prados—.
Al tiempo de alzar el vuelo, cantan con dulce alegría,
despidiéndose de Antonio y su ilustre compañía.
Antonio bendito, por tu intercesión
todos merezcamos la eterna mansión.