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Bibliografía
IGRH: 0685
Otras versiones de "La toca de la Virgen y el alma pecadora"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
ATERO BURGOS, V. y VÁZQUEZ RECIO, N. (1997). Hacia una tipología del romancero milagroso en un corpus del sur. En J. M. Lucía Megías (Coord.), Actas del VI Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (Alcalá de Henares, 12-16 de septiembre de 1995). Universidad de Alcalá.
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Transcripción
Una noche muy oscura, en el rigor del invierno,
murió un alma pecadora sin recibir sacramentos.
—¿Dónde fuiste a mal parar? —A la sala el Padre Eterno.
Padre Eterno de mi vida, Padre Eterno de mi [¿berrio?],
yo soy la oveja perdida que a vuestro rebaño vengo;
si me queréis perdonar, a vuestro mandato vengo.
—Yo te enseñé de ir a misa, siempre llegas tarde al tempo;
entre la hostia y el cáliz siempre te encuentro durmiendo.
Yo te enseñé mi rosario, siempre lo llevas por suelo.
Si un pobre llega a tu puerta, la espalda vuelves corriendo.
No quiero que le des nada, la voluntad te agradezco—.
Estando en estas razones, María lo estaba oyendo:
—Hijo mío de mi alma, hijo mío de mi [¿berrio?],
mira, por Dios, ese alma, mira que se va perdiendo.
—Porque María lo manda, hágase mandato presto—.
Baja el peso san Miguel, baja el contato su peso;
tanto fueron los pecados, la balanza dio en el suelo.
Se quita María una toca, se quita María un cabello,
(…………………………) el peso quedó en silencio.
—Ángeles y serafines, llevar este alma al cielo,
que la ha ganado María, la princesa de los cielos.