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Notas
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Bibliografía
IGRH: 0194
Publicado en Anaya Flores (2016: pp. 357-358)
Otras versiones de "San Antonio y los pájaros"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
RODRÍGUEZ PASTOR, J. (1996). Algunas manifestaciones folkloricas en torno a san Antonio de Padua. Revista de Folklore, 16 (186), 84-98.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
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Transcripción
Antonio divino y santo, rógale a Dios inmenso
que por tu gracia divina ocupe mi entendimiento,
para que mi lengua refiera el milagro
que en el güerto oraste de edad de ocho años.
De pequeño fue criado con mucho temor de Dios,
de sus padres fue estimado y del mundo admiración.
Fue caritativo y perseguidor
de todo enemigo, fue muy buen hechor.
Su padre era un caballero honrado, serio y prudente,
que mantenía su casa con el sudor de su frente.
Y tenía un güerto donde él cogía
cosechas y frutos que el tiempo traía.
Por la mañana un domingo, como siempre acostumbraba,
se marchó su padre a misa, cosa que nunca olvidaba.
Y le dijo: —Antonio, ven aquí, hijo amado,
escucha que tengo que darte un recado.
Durante yo estoy en misa, buen cuidado has de tener,
mira que los pajaritos lo echan todo a perder.
Entran en el güerto, pican el sembrado,
por eso te encargo que tengas cuidado—.
Cuando se marchó su padre y a la iglesia se marchó,
quedando Antonio confuso y a los pájaros llamó:
—Venir, pajaritos, dejar el sembrado,
que ha dicho mi padre que tenga cuidado—.
Vio venir a su padre, luego mandando callar.
Llamó su padre a la puerta y comenzó a preguntar:
—¿Qué tal, Antoñito, qué tal, hijo amado,
has cuidado bien de los pajaritos? —.
Antonio le dijo así: —Padre, no tenga cuidado,
que para que no hagan mal los tengo todo encerrados—.
Su padre que vio milagro tan grande
al señor obispo trató de avisarle.
Ya viene el señor obispo con grande acompañamiento,
quedando Antonio confuso al ver tan grande proyecto.
Abrieron ventanas, puertas a la par
por ver si las aves querían marchar.
Antonio les dijo así: —Padre, no tenga cuidado,
los pájaros no se van hasta que yo no lo mando—.
Se puso en la puerta y les dijo así:
—Vamos, pajaritos, ya podéis salir—.
Antes de alzar el vuelo cantan con grande alegría,
despidiéndose de Antonio y toda su compañía.
Antonio bendito, por su procesión
échanos a todos una bendición.