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Notas
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Bibliografía
IGRH: 5012
Otras versiones de "En la estación de Alicante"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Pongan atención, señores, a lo que voy a explicar:
un caso que ha sucedido a un pobre militar.
En la estación de Alicante a un tren subió un militar,
en un coche de segunda, que para su casa va.
Al ir a tomar asiento, el joven queda mirando
a una señora muy guapa que llevaba un niño en brazos.
Y la señora le dice: —¿De dónde es el militar?
—Soy de Almadén de la [¿…?] provincia de Ciudad Real
Le pregunta la señora que si va usted con permiso;
y el militar le responde: —No, señora, voy cumplido—.
Se levanta la señora y le dice muy risueña:
—Si no tiene conveniente, me podrá dar usted señas.
—Señora, soy de Almadén, me llamo José Jiménez,
vivo en la plaza Mayor, número cuarenta y siete—.
Se levanta la señora, le dice con mucha gracia:
—¿Me puede tomar el niño, mientras voy a beber agua?—.
Se pasan cuatro estaciones, la señora no volvió;
y el militar con el niño: —Ahora ¿qué voy a hacer yo?—.
Se queda mirando al niño. Dice: —No viene tu madre—.
Vio que en la mano derecha llevaba colgá una llave.
Le quita la llave al niño, coge y abre la maleta:
y envuelto en unos papeles llevaba diez mil pesetas.
En los papeles decía: “Procure al niño criarlo,
y, si no tiene bastante, lo publique en el diario”.
Al bajar de la estación, donde todos lo esperaban,
al verlo con aquel niño la madre le preguntaba.
Se le aproximó la novia diciéndole esas palabras:
—Ese niño ¿de quién es? Tú me tienes engañada—.
Desde la estación al pueblo le cuenta lo que pasaba,
cómo le dieron al niño y el dinero que llevaba.
Preparan para la boda, enseguida se casaron,
y se llevaron al niño, con biberón lo criaron.
Ha cumplido quince años, lo meten en un taller
para que aprendiera chófer, que eran los deseos de él.
Ya que ha aprendido el oficio, marcha para Barcelona
y se colocó de chófer con una noble señora.
Ya llevaba varios meses sirviendo en aquella casa;
le ofrecen muchos regalos por lo bien que se portaba.
Otro día la señora lo ha llamado a su despacho:
—Perdone mi atrevimiento, y escúcheme lo que le hablo:
si usted se casa conmigo, como yo no tengo a nadie,
todito mi capital será para usted y su padre.
—Señora, yo tengo padre, pero bueno no será,
que siendo yo chiquitillo me entregó a una militar.
— Por maldá, hijo de mi alma, tu madre propia soy yo
Ven acá y dame un abrazo, hijo de mi corazón.
No lo hice por desprecio, lo hice por no manchar
la honra de mi familia, pero me perdonarás.
A los que a ti te han criado, les pienso pedir perdón,
y también darles las gracias por este grande favor.