En la estación de Alicante

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 2668r

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Notas

Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

Bibliografía

IGRH: 5012

Otras versiones de "En la estación de Alicante"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3904); Alcalá Ortiz (2006: pp. 58-60); Alguacil González (2012: pp. 60-61); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 55); Atero Burgos (2003: n.º 273); Benítez Sánchez (2000: p. 255); Checa Beltrán (2005: n.º 44); Díaz (2007: F.26); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 91-93); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: pp. 163-164); Manzano Alonso (2003: 507-509); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 248); Moreno Moreno (2016: n.º 190-193); Pimentel García (2020: n.º 615); Tejerizo Robles (2007: n.º 425); Trapero (2000a: n.º 193); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 182).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Pongan atención, señores,     a lo que voy a explicar:

un caso que ha sucedido     a un pobre militar.

En la estación de Alicante     a un tren subió un militar,

en un coche de segunda,     que para su casa va.

Al ir a tomar asiento,     el joven queda mirando

a una señora muy guapa     que llevaba un niño en brazos.

Y la señora le dice:     —¿De dónde es el militar?

—Soy de Almadén de la [¿…?]     provincia de Ciudad Real

Le pregunta la señora     que si va usted con permiso;

y el militar le responde:     —No, señora, voy cumplido—.

Se levanta la señora     y le dice muy risueña:

—Si no tiene conveniente,     me podrá dar usted señas.

—Señora, soy de Almadén,     me llamo José Jiménez,

vivo en la plaza Mayor,     número cuarenta y siete—.

Se levanta la señora,     le dice con mucha gracia:

—¿Me puede tomar el niño,     mientras voy a beber agua?—.

Se pasan cuatro estaciones,     la señora no volvió;

y el militar con el niño:     —Ahora ¿qué voy a hacer yo?—.

Se queda mirando al niño.     Dice: —No viene tu madre—.

Vio que en la mano derecha     llevaba colgá una llave.

Le quita la llave al niño,     coge y abre la maleta:

y envuelto en unos papeles     llevaba diez mil pesetas.

En los papeles decía:     “Procure al niño criarlo,

y, si no tiene bastante,     lo publique en el diario”.

Al bajar de la estación,     donde todos lo esperaban,

al verlo con aquel niño     la madre le preguntaba.

Se le aproximó la novia     diciéndole esas palabras:

—Ese niño ¿de quién es?     Tú me tienes engañada—.

Desde la estación al pueblo     le cuenta lo que pasaba,

cómo le dieron al niño     y el dinero que llevaba.

Preparan para la boda,     enseguida se casaron,

y se llevaron al niño,     con biberón lo criaron.

Ha cumplido quince años,     lo meten en un taller

para que aprendiera chófer,     que eran los deseos de él.

Ya que ha aprendido el oficio,     marcha para Barcelona

y se colocó de chófer     con una noble señora.

Ya llevaba varios meses     sirviendo en aquella casa;

le ofrecen muchos regalos     por lo bien que se portaba.

Otro día la señora     lo ha llamado a su despacho:

—Perdone mi atrevimiento,     y escúcheme lo que le hablo:

si usted se casa conmigo,     como yo no tengo a nadie,

todito mi capital     será para usted y su padre.

—Señora, yo tengo padre,     pero bueno no será,

que siendo yo chiquitillo     me entregó a una militar.

— Por maldá, hijo de mi alma,     tu madre propia soy yo

Ven acá y dame un abrazo,     hijo de mi corazón.

No lo hice por desprecio,     lo hice por no manchar

la honra de mi familia,     pero me perdonarás.

A los que a ti te han criado,     les pienso pedir perdón,

y también darles las gracias     por este grande favor.

Resumen de "En la estación de Alicante"

Una señora muy guapa que lleva a un niño en brazos comparte vagón con un militar que regresa a casa. Esta le pide que coja a la criatura en brazos mientras baja a beber agua. Pasado un tiempo, el militar sospecha que la madre no va a volver, así que decide revisar una maleta que hay al lado del niño. La abre y descubre que contiene diez mil pesetas y una carta en la que se ruega que críen al niño. Su novia y él deciden adoptarlo. Cuando crece, se marcha a servir como chófer a una casa importante. La señora le propone matrimonio, prometiéndole todo su capital. Él acepta y, cuando ella le pide las señas, descubre que es su hijo y le explica que lo abandonó para no manchar la honra de su familia.