Una anciana madre,     buena y cariñosa,     

pidiendo limosna     por el mundo va.

Teniendo ella un hijo     con mucho dinero,    

(y) esa pobre madre     lo que sufrirá.

Una tarde hermosa     de mayo florido,     

por la Macarena     y a un joven contró;

se ha encontrado un joven     muy rebién vestido,   

ella una limosna     al joven le pidió.

El joven era su hijo,     con nada la socorrió

 y la pobre de la madre,     llorando le suplicó:

—Mi hijo, maldito hijo,     sangre negra has de tener;

teniendo tanto dinero     y a la pobre de tu madre    

 (……………….)     no quererla socorrer;

pronto te vendrá el castigo     de yo verte padecer

(………………..)     por ser un hijo cruel—.

Pero aquella madre,     como era tan buena,    

a pedir limosna     a un hospital llegó;

para socorrerla     salió la priora     

y para enfermera,     la madre ingresó.

Pero al poco tiempo     enfermo ha caído;     

ha ido a ingresar     en el mismo hospital

al ver que madre     era la enfermera,

se ha abrazado a ella     y se echó a llorar.

Y con lágrimas en los ojos:     —Madre de mi corazón,

mira qué malito vengo,     tú serás mi salvación.

Mi madre, mi buena madre,     yo te quisiera besar.