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IGRH: 0155
Este registro ha sido editado en el marco del proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación “El corpus de la narrativa oral en la cuenca occidental del Mediterráneo: estudio comparativo y edición digital (CONOCOM)” (referencia: PID2021-122438NB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Bibliografía
Publicado en Anaya Flores (2016: p. 154).
Otras versiones de "Casada de lejas tierras"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
ATERO BURGOS, V. y VÁZQUEZ RECIO, N. (1998). Espacios y formas rituales de lo femenino en el romancero tradicional. Estudos de Literatura Oral, 4, 9-22.
CABALLOS-VIRO, I. (2010). El romancero tradicional y las relaciones de parentesco: la suegra malvada [Tesis doctoral]. Universidad Complutense de Madrid.
CARINHAS, A. C. P. (1996). Alguns Romances da Tradição Oral de Aljezur. Estudos de Literatura Oral, 2, 79-92.
MARTÍN DURÁN, A. M. (2007). El romance de Casada de lejas tierras: una versión cubana recogida en 2001. Revista de Estudios Hispánicos, 34, 77-89.
RUIZ FERNÁNDEZ, M.ª J. (1990). La poética del personaje en el lenguaje del romancero. En J. A. Hernández Guerrero (Coord.), Teoría del Arte y teoría de la Literatura (pp. 243-258). Universidad de Cádiz.
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Transcripción
—Maridito mío, si tú me quisieras,
a la madre tuya a llamarla fueras
—Levántate, madre, del dulce dormir:
la blanca paloma, que quiere parir.
—Si pare, que para un niño varón,
que reviente sangre por el corazón.
—Pare, mujer, pare, por la Virgen Santa,
que la madre mía no la encontré en casa.
—Maridito mío, si tú me quisieras,
a la hermana tuya a llamarla fueras.
—Levántate, hermana, del dulce dormir:
la blanca paloma, que quiere parir.
—Si pare, que para un niño varón,
que reviente sangre por el corazón.
—Pare, mujer, pare, por la Virgen Santa,
que la hermana mía no la encontré en casa.
—Maridito mío, si tú me quisieras,
a la madre mía a llamarla fueras.
—Levántate, suegra, del dulce dormir:
la blanca paloma, que quiere parir.
—Espera, mi yerno, espera en la puerta,
espera que coja las ricas envueltas,
que van nueve meses que las tengo hechas.
Levántate, chico, y ves al pavero,
coge el mejor pavo, dáselo a tu yerno—.
Cogen el camino a paso ligero,
en medio el camino se encuentra a un vaquero.
—Vaquero, vaquero, tú que guardas vacas,
dime por qué tocan tanto las campanas.
—Por una señora de muy lejos tierras,
que muere de parto por malas parteras,
por malas cuñadas y peores suegras.