Gerineldo + La condesita

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Referencia catalográfica: 2724r

Informantes

Notas

La informante presenta los rasgos fonéticos característicos de las hablas andaluzas orientales, con fuertes influjos de las hablas murcianas, con pérdida de la «d» intervocálica, aunque con frecuencia la recupera, y neutralización de r/l en posición implosiva y final en favor normalmente de r, entre otros rasgos.

La informante manifiesta que aprendió este romance de su madre, siendo ella niña; y el título que da a los dos romances engarzados es «Gerineldo».

Existe una versión escrita recogida en su libro El edén de la memoria (2023: 145-148).

 

Aclaraciones léxicas

abedrío: por «albedrío»

Bibliografía

Otras versiones de "Gerineldo"

Almoguera Gómez (1989: pp. 29-30); Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 24); Álvarez Cárcamo (2019: 4.1); Asensio García (2004: pp. 92-93); Atero Burgos (2003: n.º 5); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 98); Checa Beltrán (2005: n.º 2); Cid (1974: n.º 1, 2); Díaz (1980: n.º 2); Díaz (2007: D.1); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 109-115); Esteve Faubel (1998: pp. 1096-1097); Fraile Gil (2010: n.º 26-27); Fraile Gil (2016: n.º 3); Garrosa Gude (2017: pp. 295-296); Gil Muñoz (2010: n.º 2); Majada Neila (1984: n.º 69); Manzano Alonso (2003: pp. 84-102); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 39); Moreno Moreno (2016: n.º 5-11); Pérez Rivera (2015: n.º 246-247); Pimentel García (2020: n.º 41); Piñero Ramírez (1996: n.º 3); Piñero Ramírez (2004: n.º 2 y 3); Piñero Ramírez (2013: n.º 9); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 58); Rico Beltrán (2009: n.º 4); Sánchez Miguel (1984: n.º 19); Schubarth y Santamarina (1987: n.º 42 I d-h, j-l); Suárez López (2009: n.º 218); Trapero (1985: n.º 82); Trapero (2000a: n.º 9); Trapero (2003: n.º 4); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 10); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 26).

Contaminaciones y engarces

Conde Niño + Gerineldo (CLO, 0018r, 0236r, 0237r, 1095r, 1194r; Moreno Moreno, 2016: n.º 5.a, 6.a; Romero López, 1995: n.º 14; Schubarth y Santamarina, 1987: n.º 42 I a-c, i); Conde Niño + Gerineldo + La condesita (Alcalá Ortiz, 2003: n.º 3867; Alcalá Ortiz, 2006: pp. 12-15; CLO, 0159r, 1185r, 1388r; Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 42; Rico Beltrán, 2009: n.º 3; Schubarth y Santamarina, 1987: n.º 42 II a-j; Trujillo Pacheco, 2017: n.º 4; Valenciano López de Andújar, 1994: n.º 26.b, 75.c); El prisionero + Gerineldo (Moreno Moreno, 2016: n.º 5.b; Piñero Ramírez y Atero Burgos, 1986: pp. 69-74); El prisionero + Gerineldo + La condesita (Moreno Moreno, 2016: n.º 7; Vázquez León, 1993: n.º 8.2, 8.3); Gerineldo + Conde Niño (Rico Beltrán, 2009: n.º 6); Gerineldo + La condesita (Álvarez Cárcamo, 2019: 4.2; Benítez Sánchez, 1999: pp. 270-271; Cid, 1974: n.º 3; CLO, 0118r, 0241r, 0252r, 0765r, 1110r, 1118r, 1471r; Foxo, 2011: pp. 63-64; Fraile Gil, 2010: n.º 28; Fraile Gil, 2013: n.º 7; Fraile Gil, 2016: n.º 4; Manzano Alonso, 2003: p. 102; Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 41; Moreno Moreno, 2016: n.º 10, 11.b; Nieves Martín, 2010: n.º 493-495; Piñero Ramírez, 1996: n.º4; Piñero Ramírez, 2004: n.º 3; Piñero Ramírez, 2013: n.º 39; Piñero Ramírez y Atero Burgos, 1986: pp. 75-80; Tejerizo Robles, 2007: n.º 384-386; Trapero, León Felipe y Monroy Caballero, 2016: n.º 11; Trujillo Pacheco, 2017: n.º 5; Vázquez León, 1993: n.º 8.1); Infanta preñada + Gerineldo (Rico Beltrán, 2009: p. 343).

Otras versiones de "La condesita"

Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 8); Álvarez Cárcamo (2019: 7.1); Asensio García (2004: pp. 101-103); Atero Burgos (2003: n.º 41); Benítez Sánchez (2000: pp. 193-195); Checa Beltrán (2005: n.º 15); Cid (1974: n.º 4); Díaz (1980: n.º6); Díaz (2007: F.5); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 50-58); Esteve Faubel (1998: pp. 1088-1091); Fraile Gil (2010: n.º 46); Fraile Gil (2016: n.º 24); Garrosa Gude (2017: pp. 295-296); Gil Muñoz (2010: n.º 3, 4); Hernández Fernández (2010: n.º 5); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: pp. 150-151); Manzano Alonso (2003: pp. 103-129); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 15); Moreno Moreno (2016: n.º 57, 58); De Mur Bernad (2015: n.º 104); Pimentel García (2020: n.º 185); Piñero Ramírez (1996: n.º 40); Piñero Ramírez (2004: n.º 36); Piñero Ramírez (2013: n.º 38); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 29); Rico Beltrán (2009: n.º 33); Romero López (1995: n.º 12); Sánchez Miguel (1984: n.º 11); Schubarth y Santamarina (1987: n.º 30); Suárez López (2009: n.º 232); Tomé Fernández (2009: p. 395); Trapero (2000a: n.º 22); Trapero (2003: n.º 11); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 23); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 75).

Contaminaciones y engarces

Conde Niño + Gerineldo + La condesita (Alcalá Ortiz, 2003: n.º 3867; Alcalá Ortiz, 2006: pp. 12-15; CLO, 0159r, 1185r, 1388r; Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 42; Rico Beltrán, 2009: n.º 3; Schubarth y Santamarina, 1987: n.º 42 II a-j; Trujillo Pacheco, 2017: n.º 4; Valenciano López de Andújar (1994: n.º 26.b, 75.c); El prisionero + Gerineldo + La condesita (Moreno Moreno, 2016: n.º 7; Vázquez León, 1993: n.º 8.2, 8.3); Gerineldo + La condesita (Álvarez Cárcamo, 2019: 4.2; Benítez Sánchez, 1999: pp. 270-271; Cid, 1974: n.º 3; CLO, 0118r, 0241r, 0252r, 0765r, 1110r, 1118r, 1471r; Foxo, 2011: pp. 63-64; Fraile Gil, 2010: n.º 28; Fraile Gil, 2013: n.º 7; Fraile Gil, 2016: n.º 4; Manzano Alonso, 2003: p. 102; Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 41; Moreno Moreno, 2016: n.º 10, 11.b; Nieves Martín, 2010: n.º 493-495; Piñero Ramírez, 1996: n.º4; Piñero Ramírez, 2004: n.º 3; Piñero Ramírez, 2013: n.º 39; Piñero Ramírez y Atero Burgos, 1986: pp. 75-80; Tejerizo Robles, 2007: n.º 384-386; Trapero, León Felipe y Monroy Caballero, 2016: n.º 11; Trujillo Pacheco, 2017: n.º 5; Vázquez León, 1993: n.º 8.1); Conde Claros en hábito de fraile + La condesita (CLO, 2371r).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Gerineldo, Gerineldo,     caballero amigo mío,

¡quién te pillara esta noche     tres horas en mi abedrío!

—Porque soy pobre, señora,     no quiera burlar conmigo.

—No me burlo, Gerineldo,     que de veras te lo digo—.

A las diez se acuesta el conde,     a las once se ha dormido,

a las doce de la noche     se siente un gran ruido.

—¿Quién habita en mi palacio?     ¿Quién habita en mi abedrío?

—Soy Gerineldo, señora,     que vengo a lo prometido—.

Lo ha cogido de la mano,     lo ha metido en su abedrío,

dándole besos y abrazos     como mujer y marido.

A esto de la medianoche     el sueño los había rendido.

A otro día por la mañana     el rey los había visto.

—Si mato a mi hija, la reina,     dejo el palacio perdido

y si mato a Gerineldo     ¡que lo tengo desde niño!

Les pondré la espada en medio     que les sirva de testigo—.

Se ha dispertado la niña     tres horas el sol salido.

—¡Levántate, Gerineldo,     que mi padre nos ha visto!

Que la espada de mi padre     entre los dos ha dormido.

Tírate por el balcón     buscando flores y lirios.

—¿Qué te pasa, Gerineldo,     que estás tan descolorido?

—La fragancia de la Rosa     el color se lo ha comido.

—No me niegues, Gerineldo,     que con mi hija has dormido.

—Yo no me niego, rey conde,     que con su hija he dormido.

—Antes que se ponga el sol     tienes que ser su marido—.

Ya se anunciaron las guerras     en Francia y en Portugal.

Se llevan a Gerineldo     de Capitán General.

—¿Para cuántos años, conde?     —Para siete nada más.

Si a los ocho no he venido,     condesa, te casarás—.

Se pasan seis, siete y ocho     y el conde al venir está.

Un día, puestos en la mesa,     el padre le vino a hablar:

—¿Por qué no te casas, hija?     ¿Por qué no te casarás?

—No me caso, padre mío,     que el conde al venir está—.

Se viste de pelegrina     y por esos mundos va,

de día por las montañas;     de noche por la ciudad.

—¿De quién es ese caballo     que siento yo relinchar?

—Señora, del conde Flores.     Mañana se va a casar.

—¡Ay, quién lo pudiera ver!     ¡Ay, quién le pudiera hablar!

Su boquita con la mía     ¡quién la pudiera juntar!

—Señora, se lo presento     con gusto y amabilidad.

—Dame, conde, una limosna,     que bien me la puede dar,

que vengo de la Giralda     pidiendo un pedazo pan.

—Si vienes de la Giralda,     traerás muncho que contar.

—La pobre de tu condesa,     que no cesa de llorar.

—¡Ay, quién la pudiera ver!     ¡Ay, quién la pudiera hablar!

Su boquita con la mía     ¡quién la pudiera juntar!

—¿Y en qué la conocerías?     ¿Y en qué la conocerás?

—En el rostro de su cara     tiene un bonito lunar.

—El rostro se me ha caído,     pero el lunar aquí está.

—Eres un demonio, chiquilla,     que me has venido a buscar.

—Yo no soy un demonio, conde;     soy tu mujer de verdad.

—Aquí tiene usted a su hija,     que se la vengo a entregar.

Si virgen me la entregó,     virgen se la vuelvo a dar.

Yo me voy con mi condesa,     que me ha venido a buscar.

Resumen de "Gerineldo"

La hija del rey requiebra a su criado Gerineldo. Este accede a sus deseos y, en plena noche, se interna en la habitación de la princesa. El rey se despierta temprano y pregunta al resto de los criados por el paradero de Gerineldo. Estos no saben darle respuesta. En otras versiones, el rey se despierta de noche porque sospecha de su hija. Entra sigilosamente en la habitación donde duermen los amantes y deja su espada entre ambos para que sirva como testigo de su presencia. El rey se pregunta qué puede hacer, porque no se ve capaz de matarlos. Al sentir el frío de la espada, la infanta se despierta y, alarmada, le pide a Gerineldo que salga huyendo por el jardín. El rey le intercepta el paso y pide que le explique por qué está tan descolorido. Este le asegura que le ha robado el color una rosa. El rey le pide que no le niegue la verdad y le exige que se case con la infanta. Este se niega porque le ha prometido a la Virgen que nunca se casaría con una mujer de la que hubiese gozado con anterioridad. En algunas versiones, Gerineldo es condenado a muerte, pero escapa hacia tierras lejanas, mientras que la princesa queda en palacio deshonrada o embarazada.

Resumen de "La condesita"

Un conde es reclamado por el rey para ir a la guerra, por lo que se ve obligado a abandonar a su esposa. Antes de marchar, le aconseja a su mujer que, cuando pasen unos años, se case con otro hombre si él no ha vuelto. Una vez cumplido el plazo indicado por el conde, el padre le pregunta a la condesa por qué no contrae matrimonio. Ella le pide permiso para salir a buscar a su marido, ya que está segura de que sigue vivo. Después de un largo peregrinaje, se encuentra con un vaquero y le pregunta por el dueño del ganado, o reconoce los caballos del conde e interroga al paje que los cuida. Descubre que se trata de su marido, que se va a casar al día siguiente. Se encamina al castillo del conde y le pide una limosna; él le entrega una mísera cantidad. La condesa se queja y él le ruega que le declare lo que quiere; ella le responde que su anillo de compromiso. La condesa se despoja de su tosco sayal y el conde reconoce el rico vestido que ocultaba y que él mismo le regaló. En algunas versiones, el noble le pregunta a la peregrina por su procedencia y la interroga acerca de las noticias que tienen en su tierra sobre él. Ella le asegura que tiene mala reputación, ya que ha engañado a su esposa. Acto seguido, le revela su verdadera identidad. En ocasiones, la anagnórisis se produce cuando ella le muestra un lunar o sus joyas. En la mayoría de las versiones, el conde se desmaya al reconocer a su mujer. La prometida maldice a la romera, pero él declara que es su esposa. Anula la boda y vuelve con la condesa a su tierra. En algunas versiones, la prometida se arroja por un balcón o muere repentinamente.