Audio
Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
Según nuestra entrevistada, la hermana de su marido tenía costumbre de rezar esta oración cuando se velaba a alguna persona que había fallecido.
Transcripción
En el monte murió Cristo,
Dios y hombre verdadero.
No murió por sus pecados,
que murió por los ajenos
en una cruz clavada
con duros clavos de hierro.
Padre mío, poderoso,
tú eres dulce y cordero;
yo soy aquel pecador
que tan ofendido te tengo.
Una Iglesia me pesa
por haber ofendido a Dios tan bueno.
Que la tierra que piso,
Padre mío, no merezco.
Procesiono, Madre mía,
con grandes vencimientos.
Yo no tengo nada que darte,
Padre mío, todo es vuestro.
El alma que tengo es prestada
para que goce y descanse
el fin de mi vida. Amén.