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Notas
Este tipo de composiciones son recitadas por los quintos durante las fiestas de san Antón Abad celebradas en San Cebrián de Campos (Palencia). Los recitadores, ataviados con un traje tradicional, declaman montados en una mula.
Bibliografía
Algunas de estas recitaciones de quintos de San Cebrián de Campos aparecen recogidas en: Weber-Antón, María Victoria (2017). Un siglo de poesía pinchorrera. Cuartetas de quintos (1912-2012). Palencia: Institución Tello Téllez de Meneses.
Transcripción
Para no perder la costumbre
ni a la tradición faltar,
voy a quitarme el sombrero
y a San Antón saludar.
Alguno estará diciendo
de quién es esta chiquilla,
mis padres son Merche y Santi,
así que soy una Lobilla.
El estudiar es mi oficio,
el de mi padre ganadero
y yo, como buena hija,
le ayudo a gastar el dinero.
Ahora que ya me conocen,
les contaré mi relato,
espero sea de su agrado
y que pasen un buen rato.
Hoy es catorce de enero
y celebramos San Antón,
pero faltan aún tres días
para la fiesta del patrón.
Un año vendrán los quintos
cargaditos de regalos,
festejaran San Antón
el día de los Reyes Magos.
En noviembre hemos tenido
elecciones generales,
en mayo se han elegido
alcalde y concejales.
De alcaldesa sigue Marta,
pues no ha tenido rival,
no completaron las listas
del Partido Popular.
Para tener candidatos
fueron a Villoldo a buscar,
¿algo pasa en San Cebrián
que nadie se quiere presentar?
Por el PP fue Rajoy,
por el PSOE Rubalcaba
y ya lo dice el refrán,
quien mal anda mal acaba.
Pues muchos son los parados
y mucha la corrupción,
también es grande la ruina
en que han dejado la nación.
Los desahucios por millares,
los bancos intervenidos
y para los trabajadores
recortes, impuestos y despidos.
Voy a poner un ejemplo,
la mejor muestra un botón,
así se harán una idea
de su nefasta gestión.
En autovías y autopistas
cambiaron la velocidad
para ahorrar en gasolina
y por nuestra seguridad.
Poco les duró la norma,
tuvieron que rectificar,
cambiaron todas las señales,
alguno se tuvo que forrar.
Prohíben las apuestas,
prohíben el tabaco,
al entrar al bar
ahora huele a sobaco.
Con ideas como esta
dirigían la nación,
parece que nos gobernaban
Mortadelo y Filemón.
La flamante biblioteca
no se puede mantener,
han pedido voluntarios
que no tengan nada que hacer.
Mila y Raúl, Internet,
la Sagra, libros y ficheros,
en seguridad e incendios
tenemos a Chape, el bombero.
Las farolas de este pueblo
también hemos cambiado
por unas ecológicas
que dicen que gastan menos.
Una noche de verano,
una gran inundación
anegó el campo de fútbol
de la bolera al frontón.
No se ha podido saber
quién rompió la tubería,
ha sido cosa de fantasmas
o de la bruja Averías.
El depósito sigue igual,
el más inútil de España,
está vacío de agua
y lleno de telarañas.
Para lo único que sirve
es como nido de cigüeñas
y si tú no te lo crees,
la Pinas trae paja y la ordeña.
En las afueras este pueblo
una nueva construcción,
a todo aquel que la ve
le llama mucho la atención.
Las paredes son redondas,
el tejado acaba en cono,
parece la casa de Los Pitufos
o la de David el Gnomo.
En tan rara construcción
van a hacer un restaurante
la Sagrario y Albertín,
buena suerte y adelante.
De los chicos de este pueblo
no me podría olvidar,
les daremos un repaso
para que vayan calientes al bar.
Se lo tienen muy creído
y quieren parecer mozos,
no lo pueden conseguir,
pues tienen cara de mocosos.
No se comen un colín,
al ligar son unos mantas,
a lo único que llegan
es a ser unos pagafantas.
No se pierden una fiesta,
parecen los almendreros,
en bares y discotecas
son íntimos de los camareros.
Toda la noche de juerga
hasta las siete o las ocho
y lo único que ligan
es una gran borrachera de calimocho.
Cuando están desesperados
a Monzón van a parar,
allí les limpian la cartera,
si quieren desengrasar.
Espabilad un poquito
y cuidad más la peseta,
buscad una buena mujer
y dejad de pensar con la bragueta.
Después hablad con Raúl,
que se os dé la bendición,
que por falta de trabajo
va a pillar una depresión.
Además, podréis vacilar,
podréis dároslas de listos
diciendo que os casó un cura
que durante toda una tarde fue obispo.
Las cosas han cambiado,
aunque a algunos les cueste entenderlo,
¿quieren dar el cante?,
¿o es que quieren lo de antes?
Y es que, en San Cebrián,
un pueblo peculiar,
ha llegado una familia,
no sabemos a qué vendrá.
Se dedican al huerto,
mucho debe producir,
pues se pueden dar el lujo
de ir a casa a parir.
Si a alguien le he ofendido,
me sepa perdonar
pues las cuartetas es una tradición
que no debe faltar.
Solo me queda invitaros
a que vayáis a bailar,
paséis feliz el año
que acaba de comenzar.
A ver cómo se nos portan
cuando se pase el sombrero,
pues la orquesta vale cara
y no tenemos dinero.
Adiós, hombres y mujeres,
adiós a la vecindad
esta quinta se despide:
¡Viva san Antón Abad!