No quiero que a misa vayas

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 3195c

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Notas

La informante indica que la aprendió mientras labraba el trigo en el campo.

Agradecemos la valiosa colaboración de José Luis Quero Juárez, cronista y antiguo maestro de Mancha Real, que nos facilitó el acceso a la informante.

Transcripción

[Com.: Ahora te voy a contar una de, de la luna de miel, de las personas que se casan, que siempre pagan la quintá, le decían. Por su luna de miel. Era un ma-, un matrimonio y se ponía el hombre, el hombre:]

 

—No quiero que a misa vayas,

ni a la ventana te asomes,

ni tomes agua bendita

donde la toman los hombres.

 

—Yo tomo agua bendita

porque quiero y me da gana;

yo nací pa ser mujer,

no para ser una esclava.

 

—Tú vinites a creer,

cuando casates conmigo

que ibas a tener mujer

para estar bien asistido.

 

—Eso es lo que quiero yo,

que me cuides y que me respetes,

y si no lo haces así,

te quedarás sin un diente.

 

—Yo quedaré sin un diente,

que a usté coste que lo amo;

tú quedarás sin bigote,

y también desorejado.

 

—Qué demonio mujer esta,

qué mujer tan deslenguá,

ve decirle a tu madre

que te venga a aconsejar.

 

—Mi madre no me aconseja

pa lo que tengo que hacer,

a mí me sobra y me basta

pa yo haberme defender.

 

—Cállate, por Dios, mujer;

cállate, por Dios, María,

que voy a hacer hoy contigo

lo que no he hecho ningún día.

 

—Pégame si eres capaz,

verás con qué ligereza

la silla que tengo al lao

te la tiro a la cabeza.

 

—Qué demonio mujer esta,

que me ha dao el mundo al revés,

que me ha dado de veneno

la hermosa luna de miel.

 

—Yo te la he dao de veneno,

tú me la has dao a mí de retama,

maldito sea el casamiento

que es subir a cruz tan pesada.