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Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante indica que la rezaban las niñas en la escuela para las flores de mayo.
Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00024A 12).
Transcripción
Me ha dicho mamá,
¡oh, Virgen María!,
que tú te avergüenzas
de las malas niñas,
que el rostro les vuelves
cuando ellas te miran.
Yo, madre, te miro,
tú, madre, me miras.
¿Será que soy buena,
oh, Madre de mi vida?
Y si he sido mala,
no sé qué te diga.
Yo lo siento,
perdón, madre mía;
yo levanto al cielo
mis ojos de niña,
y veo mil estrellas
en él suspendidas.
Y a través del cielo,
allá muy arriba,
yo te veo a ti,
dulce Madre mía,
y en tu bello rostro
vaga una sonrisa.
Y oigo que me dices:
¿Me amas, hija mía?
Leves van pasando
las horas, las noches, los días,
y yo iré creciendo
y no seré niña.
Y dice mamá
que aquí en esta vida
por cada dulzura
hay cien mil desdichas.
Por eso te prometo,
Madre de mi vida,
que aunque yo esté triste,
aunque me sonría,
aunque esté despierta,
aunque esté dormida,
siempre, Madre,
siempre seré yo tu hijita.
¶
[Recopilador:] Esta la aprendían en la escuela o…
[Asunción:] Sí, esto en la escuela decíamos | Por cierto, que hay un | yo algunas veces lo he comentao con mi marido, que, claro, en todos sitios pues siempre, no sé, el ser pobre pues es una pena. Y estos versos los decíamos en la escuela. Los sábados rezábamos el rosario y decíamos los versos. Entonces, los domingos iban | se iba a la iglesia a cantar las flores, pero entonces solo se podían decir los versos, era tradición, vestidas de blanco. La que no tenía vestido blanco, pues no podía decir los versos.
[Recopilador:] Blanco de comunión o blanco de…
[Asunción:] Sí, un vestido blanco. Sí, como de comunión. Y entonces, pues un día fue una señorita que se llama Trinidad Adánez, ya no sé si se habrá muerto o qué, y llegó a la escuela justo cuando estábamos diciendo las flores. Y al domingo siguiente, pues yo no, no actuaba porque eso y me llama me dice: —Oye, Chon, ¿por qué no cantas tú las flores?—. Y digo: —Anda, como no tengo vestido blanco—. Y, y ese, eso, pues dice: —¿Cómo? Ya verás cómo te traigo yo un vestido—. Y al domingo siguiente, pues me llevó un vestido blanco y canté las flores y aquel vestido pues fue para mí, pues el, el más maravilloso que, que había.