Estaba un soldado en misa    

con sus naipes entretenido,

le replicó su sargento,    

se hizo el desentendido.

 

Su capitán le miraba,    

su sargento al mismo instante

y él, con humildad bastante,    

de este modo le explicó:

 

—Señor, hay más naipe que yo    

en lo que se ha barajado

y aquí traigo yo cifrado    

un libro muy singular:     

la baraja del soldado.

 

Para empezar en el juego    

yo considero en el as

un solo Dios verdadero,    

sin Dios no puede haber na.

 

En el dos yo considero    

una cosa tan hermosa:

toda la pasión de Cristo,    

afligida y dolorosa.

 

En el tres yo considero    

las tres divinas personas,

las tres divinas personas    

y un solo Dios verdadero.

 

Y en el cuatro considero    

que son los cuatro evangelios,

aquél que no lo creyera    

parte no tendrá en el cielo.

 

En el cinco considero    

las llagas del Redentor,

sufrirlas con humildad    

pa dárselas al Señor.

 

Y en el seis yo considero    

cuando Dios el mundo hizo,

trabajar de noche y día    

y descansar el domingo.

 

Y en el siete considero    

que son los siete dolores

que pasó la Virgen pura    

por nosotros, pecadores.

 

Y en la sota considero    

una mujer dolorosa

que con sus manos limpió    

a Jesús su cara hermosa.

 

Y en el caballo contemplo    

que a la entrada en el Calvario,

él con su lanzada fuerte    

hirió el divino costado.

 

En el rey yo considero,    

hombre de mucho poder

que quiso subir al cielo    

pa no vernos padecer.

 

La baraja del soldado    

ya la tienes explicá,

para que creas en Dios    

con toda tu voluntad.