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Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00026 05 y 06).
Transcripción
[Sergio:] Había otra cosa muy buena también aquí que hacía la gente en mi pueblo muy antiguo, aquello muy antiguo, era yo muy chiquinín. Era las murgas, las murgas. Pero, ¡qué bien lo entonaban aquello y qué bien lo improvisaban, qué bien lo sacaban! O sea, que era un grupo de doce o catorce, y un tío hacía de director, por lo regular. Otro, de otra manera, era el que pedía y ellos cantaban y hacían las murgas. Todo lo que surgía en el pueblo, así durante el año, prepárese usted que salía usted en las murgas, ¡eh! Salía usted en las murgas. Mire usted, recuerdo que había una que sacaron a mi padre, porque era mi padre del ayuntamiento aquí, y entonces se proyectó el traer el ferrocarril aquí a Rueda, pero presionaron mucho los Pimenteles y toa esta gente, porque el obrero ya iba a sublevarse un poco, iba a costar más, mucho más caro el obrero y tal. Y dijeron: —Oye—. Porque la reunión era, era en Alaejos, para esto, la reunión era en Alejos. Y dijeron: —Pues mira, una cosa: no asistimos. Del Ayuntamiento de Rueda, no asistimos a la reunión—. Con esto nos largamos de que no pase por aquí el ferrocarril de Salamanca, que se pretendía que pasara por aquí. Con esto no vamos. Y uno de los nombraos para ir a Alaejos era mi padre. Y claro, y no fueron, pero la gente todo se entera en los pueblos y se desmadra. Pues ya sabe usted, llegó el carnaval y en las murgas salió enseguida mi padre:
Dicen que va a venir el tren,
vamos a matar el hambre,
y Luis no fue a Alaejos
por falta de carruaje.
[Sergio:] Mi padre, pues que no había tenido carruaje para poder ir, porque entonces eran caballos y un, un vehículo, una, una serré, que llamaban serré pa poder ir. Quiero decirle a usted que aquello era muy, muy bueno, claro, claro, claro.
[Recopilador:] Y criticaba todo lo de todo el año, de toa la gente que…
[Sergio:] To, to lo que había aquí. Se murió un mayordomo que tenía la abuela de Alfonso Jimeno, que no le visitarán, que es Alfonso que bajaba pa abajo, cuando subíamos nosotros, ¡bueno! Boña Macaria, sí. Tenía aquella señora un mayordomo y se murió, y doña Macaria no fue ni a, ni a verle siquiera, y decía: “Vino”. Le llamaban “el tío Vino” al hombre aquel. Decían:
Vino aquí murió,
ya no resucita,
por aquel que tanto miró,
no fue a hacerle una visita.