Los campanilleros

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 3467c

Recopiladores

Bibliografía

Otras versiones de "Los campanilleros"

Atero Burgos (2010: I, n.º 1012), Torres Rodríguez de Gálvez (1972: p. 527)

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Asomarse, cristianos y veréis  

de pedir limosna la madre de Dios.

Siendo madre del cielo y la tierra,

a tu puerta llega con grande dolor

a pedir por Dios, a pedir por Dios.   

Socorrerla con lo que podáis 

para comprar un manto que se le quemó.

 

Hoy es día de la Nochebuena  

y mañana es Pascua de la Navidad

y en el mundo reina la alegría   

que ha nacido un niño que en Belén está. 

Los pastores son, los pastores son

los primeros que en la Nochebuena   

fueron a cantarle su linda canción.

 

A tu puerta, zagala divina,   

los campanilleros aguardando están

a que asomes tu rostro de cielo,  

tus dos ojos alumbran en la oscuridad

y florecerán y florecerán

los claveles que abrirse no quieren    

hasta que tus manos los vengan a cortar.

 

A tu puerta, zagala divina,   

los campanilleros aguardando están,

a tu puerta están las campanillas,   

ni te llaman ellas, ni te llamo yo

que te llama la boca de un ángel,    

cuatro misioneros y un ruiseñor.

 

A la puerta de un rico avariento,

llegó Jesucristo, limosna pidió,

y en de vez de darle una limosna    

los perros que había se los azuzó

y Dios consintió, y Dios consintió

que los perros al momento murieran,

y el rico avariento pobre se quedó.

 

Azucenas cortaba María,   

se le arranca un toro y no pudo correr

y al decir: “Dios te salve María”,   

el torito bravo se le echó a los pies.

 

Es María la caña del trigo,  

san José la espiga y el niño la flor

y el Espíritu santo es el grano,   

del que se le mantiene la generación.