Auto de Navidad: diálogo cómico de pastores 3

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 3496c

Notas

Se repite cada verso seguido del estribillo “Vámonos, vámonos, vámonos yendo, / que a la mañana nos rendirá el sueño, / que a la mañana nos rendirá el sueño”.

Se repite la segunda estrofa. 

Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00030 08, 09, 10, 11 y 12).

Bibliografía

DÍAZ GONZÁLEZ, J. y ALONSO PONGA, J. L. (2018). Autos de Navidad en León y CastillaProducción digital: Fundación Joaquín Díaz.

Transcripción

[Mayoral:]

¡Oh! Qué grande maravilla,

qué milagro, qué portento;

ya la misma voz repite,

Dios mío, ¿qué será?

 

Yo creo que será

ese divino mensajero

que hoy nos anuncia a los pastores

el glorioso nacimiento.

 

La venida del Mesías,

el salvador de los hombres,

que para nuestro remedio

quiere venir a este mundo

a defender a su pueblo.

 

Las profecías se cumplen,

no lo dudo, sí lo creo,

porque esto es un ángel

que ha bajado del cielo.

 

¿Estaré soñando?

Yo creo que estoy despierto,

que parece que estoy turbado,

y al ver estas cosas tiemblo.

 

¿Mis compañeros qué harán?

¿Habrán oído esto?

Creo que nada han oído

de tan divino misterio.

 

A llamarles voy pues,

que despierten de ese sueño,

gocen de las delicias

y vean lo que yo estoy viendo.

 

¡Arriba todos, aprisa!

¡Levántate, Juan Lorenzo,

Chamorro, David y todos,

vayan haciendo lo mismo.

 

¿No veis allá en aquella sierra

aquel tan claro lucero

que hoy nos anuncia a los pastores

el glorioso nacimiento?

 

¿No habéis oído cantar

ese tan claro soneto

que parece un clarinete

que ha bajado de los cielos?

 

Escuchad sus melodías,

amigos y compañeros,

y veréis lo que nos dice

tan divino mensajero.

 

[Zagal:]

Acuéstate, Mayoral,

no me vengas con embajadas;

si me vuelves a despertar,

con el cayado que tengo

te romperé las espaldas.

 

Échate, porque te arreo,

mira que yo no ando en chanzas;

déjame de paraninfos,

de luceros ni carambas.

 

Toda la noche has andado

cavilando cien bobadas,

haciendo mil calendarios

sin dejarnos dormir nada.

 

Échate, porque te arreo,

mira que yo no ando en chanzas.

Lo que quiero es almorzar,

porque ya no veo de ansias.

 

Y vosotros, compañeros,

¿qué decís?

 

[Todos:]

¿Qué vamos a decir?

Que esa es muy buena palabra.

 

[Ayudante:]

Zagalín,

arrima el calderillo del agua.

 

[Zagalín:]

Ya lo he llenado, señor,

del pozo, que está más clara.

 

[Ayudante:]

Otro que arrime la leña,

de la seca para que arda.

 

[Pascual:]

He aquí la leña,

una cerilla hace falta.

 

[David:]

Yo voy a encender la lumbre;

ve, aquí tengo la caja,

arrimaré el calderillo

para que hierva sin tardanza.

 

[Zagal:]

El calderillo ya hierve,

las sopas ya están migadas;

las voy a echarlas a embostadas;

voy a majar el ajo,

pa que la dé mucha sustancia.

 

También he de echar pimienta

con abundancia de grasa

y estando bien componidas,

las comeremos hoy con ganas,

y después de comerlas,

volveremos a la cama.

 

[Zagal:]

¿Tú qué dices, Mayoral?

¿Dormirás de mejor gana?

 

[Mayoral:]

Calla, calla, libertino,

que no tienes crianza;

vergüenza no la conoces,

pero leyes no te faltan.

 

Lo que sabes es comer

y correr tras de las cabras;

de la misa no te acuerdas,

rosarios no te hacen falta

ni crees en ningún misterio

de la religión cristiana.

 

[Zagal:]

Calla, calla, Mayoral,

no seas tan imprudente,

¿para qué me dices eso

delante de tanta gente?

 

Vaya, vaya, Mayoral,

si de otra cosa no me hablas,

nos vamos a comer las migas,

que ya están arremojadas.

¿Vosotros, compañeros, qué decís?

 

[Todos:]

¿Qué vamos a decir?

Que esa es muy buena palabra.

 

[Mayoral:]

A comerlas como hermanos

y a parlar poco,

que oveja que mucho bala,

bocado pierde.

 

[Ayudante:]

¿Están buenas las sopas, Zagalín?

 

[Zagalín:]

Las sopas buenas están;

si tuviéramos más…

 

[Ángel:]

Despacio viene la estrella,

despacio viene, por Dios,

hasta llegar a Belén,

que ha nacido el niño Dios.

Despierta, pastor, despierta,

despierta, pastor, pastor.

 

[Zagal:]

Dios eterno, Dios poderoso,

principio y fin de todas las cosas,

¿qué es esto, Dios mío?

¿Qué voz tan dulce acabo de oír?

¿Qué lucero de la mañana

se me ha oscurecido a mí?

Son, sin duda, los prodigios y las maravillas

que nuestro Mayoral nos decía.

Ya lo creo que es cierto.

Perdóname, Mayoral,

por las injurias que haya hecho.

Yo ya no quiero las migas.

¿Vosotros, compañeros, qué decís?

Parece que estáis pasmados,

decidme una sola palabra

para consolarme.

 

[Ayudante:]

Decimos y confesamos todos

que hay un misterio encerrado

y cuestiones que el Mayoral nos decía,

es cierto.

 

[Mayoral:]

Queridos y amables compañeros,

habéis de saber que en Belén

ha nacido el redentor del mundo,

salvador de los hombres,

rey de los reyes

y señor de los cielos.

¿Queréis venir conmigo

a verle y adorarle?

 

[Todos:]

Sí, vamos todos corriendo.

 

Vámonos, vámonos, vámonos yendo,

que a la mañana nos rendirá el sueño.

 

Una rosina guapa como un sueño,

para que el niño remedie a los buenos.

 

El perejil que trae mío perro

de aquellos montes a estos desiertos.

 

Linda hortelana que trae mío perro

de aquellos montes a estos desiertos.

 

Pimienta y clavo y hoja de laurel,

echarlo al puchero para que sepa bien.

 

Yo de mi gusto te traigo esta casa,

chúpala luego si no se desgasta.

 

Lindos garbanzos con carne de puerco,

cuece las fabes buen caldo al puchero.

 

Tanto del niño a aquel Dios eterno,

darle quisiera turrón y caldero.

 

Ay, del buen vin que alegra el cerebro,

yo de las cuevas te traigo un botello.