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Notas
Se repiten conjuntamente los versos 3 y 4, 9 y 10, 13 y 14 y 23 y 24.
Transcripción
Una maceta sembré,
una planta violeta,
todo el día se me iba
alrededor de la maceta
hasta que un día, por descuido,
la maceta se secó.
Toda su gracia ha perdido,
ya no ha vuelto a retoñar.
Eso le pasa a los hombres
que por un vicio les da.
No fiarse de los hombres
ni de sus dulces palabras,
que los hombres no nos quieren
en volviendo las espaldas.
Nos dicen cositas dulces,
nos dilatan el cariño,
nos llenan el pensamiento
de tonturas y caprichos
y luego por na nos venden
como Judas vendió a Cristo.
Al pie de la horca estuve
con la sentencia leía,
si olvidaba tu querer
me perdonaban la vía.
Y yo le dije al verdugo
con palabritas muy firmes:
—Aprieta bien los cordeles
que olvidarlo es imposible
que he nacido para él
y con él quiero morirme.