De todos los pueblos

van viniendo quintos,

que pronto el servicio

les harán hacer.

 

Lo primero el pelo,

después a la ducha,

(…)

verás qué bien.

 

El pantalón ancho,

la guerrera corta

y luego las botas

del cuarenta y tres.

 

Y por mucho que te esmeres,

nunca podrás estar bien,

que se caerán los botones

aunque les sujetes bien.

 

Quintillo, pobre quintillo,

aquí empieza tu calvario,

no llores ni desesperes,

piensa que estarás tres años.

 

Sujeto de tus placeres,

sufre con paciencia y calma,

que ya llegará, si quiere,

el día que de aquí salgas.

 

Si un domingo claro

te toca cocina,

de pelar patatas

no te has de escapar.

 

Mira que el ranchero

es perro muy viejo,

y por mucho que grites

tu has de pringar.

 

Y si se entera el sargento,

entonces te la has cargao,

a las cuadras y cocinas,

mira si ya estarás capao.