Audio
Clasificación
Informantes
Recopiladores
Transcripción
—Me han traído una muñeca,
chica, la cosa más mona.
—¿De dónde?
—De Barcelona.
—Pos estarás poco hueca.
—No te lo sé decir…
¡Qué carita, qué pelo,
los ojos de color de cielo!
—¿Los abre y cierra?
—Pues no. Dice papá y mamá.
—Debe de ser muy preciosa.
—Vestida de color de rosa
con encajes blancos va.
Lleva guantes, calcetines,
pendientes en las orejas,
lleva pestañas y cejas
y ¡unos dientes más monines!
—Hija, casi me da gana de ver
una muñeca tan linda.
¿Cómo la has puesto?
—Florinda.
—¿Y cuánto dura sana?
—Hija, ¿es que te se ha figurado
que la voy a hacer pedazos?
Siempre la llevo en brazos,
con un tiento y un cuidado…
—Yo tengo una idea rara.
Las muñecas son bonitas,
pero están tan quietecitas…
Siempre con la misma cara
que me resultan muy sosas.
Y a las muñecas prefiero
un canario y un jilguero.
¡Ya ves lo que son las cosas!
Cuando yo me acerco a la jaula,
se supone,
y mi canario se pone
a llamarme, ¡pi, pi, pi!
Una miguita de pan
entre mis labios le brindo
y él viene gracioso y lindo
a cogerlo con azar,
y me recibe y se enrita
y a mi cabeza sacude,
hasta que de nuevo acude
así por ver la miguita.
No cambiaría mi Bil,
así mi canario se llama,
por esa dichosa rama
que luego te emboba a ti.
—De gusto bien desiguales
quiso dotarla en el cielo.
Las muñecas es mi anhelo.
—Y a mí los animales.
—Pero capricho tan vario
nada nuestra amistad reza.
—Un abrazo a tu muñeca.
—Recuerda a tu canario.
[Com.: Ya está].